En la India los ingenieros ya no programan, doblan la ropa. Es lo que necesitan Tesla y Nvidia para entrenar a sus asistentes humanoides
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Estudiaron para ser ingenieros, pero buena parte del día se la pasan doblando toallas y paños de cocina en un complejo de la India. No es que su trabajo haya cambiado y ahora estén en un hotel, es que ha evolucionado. Mientras se graban con una GoPro en la cabeza, gracias a esos vídeos milimétricamente coreografiados alimentan la inteligencia artificial que utilizarán los robots de un futuro cada vez más cercano.
Todos esos vídeos de robots realizando tareas domésticas que aparecen con frecuencia en redes sociales se sustentan en una industria multimillonaria. La de una IA que, habiendo consumido todos los vídeos y textos que hay en internet, ahora precisan de tareas comunes para dar el siguiente salto hacia las máquinas humanoides que compañías como Tesla, Nvidia o Boston Dynamics pretenden vender como asistentes del hogar.
Separados en grupos que van saltando de grabarse realizando tareas domésticas a categorizar esa información, los ingenieros revisan los vídeos realizados para marcar los patrones que debe seguir la IA. Dibujan cajas para marcar los brazos, delimitan los límites de las toallas, y clasifican cada movimiento para que los robots sepan qué fuerza ejercer o cómo realizar cada gesto. Tras ello, se envían a compañías estadounidenses para que la información pueda ser almacenada en los centros de datos que nutrirán a los robots con esa información.
Durante los últimos meses, la información sobre cómo todos esos robots que vemos en presentaciones ha girado hacia la necesidad de remarcar que, detrás de cada uno de sus movimientos realistas, en realidad había gente controlando qué estaba ocurriendo de forma remota. No eran autónomos, por así decirlos, sino un juguete movido con poleas desde el otro lado del mundo.
La práctica, que desde fuera puede sonar a fraude, es sólo una muestra más de cómo este negocio de robots humanoides sigue creciendo por los cauces más útiles que encuentra. Esas acciones no son sólo una forma de engañar a los más crédulos haciéndoles creer que los robots realmente están haciendo esas tareas, también forma parte de ese periodo de aprendizaje en el que la IA no puede conseguir información en internet sobre cómo cargar y descargar un lavavajillas, pero sí puede hacerlo a través de imitación gracias a esas pruebas y vídeos.
Pese a la jugosa idea de pensar cómo un robot acabará con la necesidad de doblar ropa, planchar o fregar la casa, esa puerta de entrada a nuestros hogares es sólo el principio. Pese a que las granjas de vídeos con tareas domésticas para alimentar los centros de datos es su punto de partida, no queda mucho para ver a esos mismos ingenieros indios grabarse apretando tuercas, colocando ladrillos y limpiando las calles. Tal y como apunta uno de los integrantes de ese equipo de la India, "en 5 o 10 años, podrán hacer todos los trabajos y no quedará ninguno para nosotros".
Imagen | OpenAI
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La noticia
En la India los ingenieros ya no programan, doblan la ropa. Es lo que necesitan Tesla y Nvidia para entrenar a sus asistentes humanoides
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3DJuegos
por
Rubén Márquez
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