Pennywise es terrorífico, pero ni de lejos es el personaje de Stephen King que debería darte más miedo
Farándula, Tecnología y Videojuegos | Adinfiny Noticias
Últimas Noticias de Farándula, Tech y Gaming | Playlist Actualizada Adinfiny TV
Farándula, Tecnología y Videojuegos | Adinfiny Noticias
Últimas Noticias de Farándula, Tech y Gaming | Playlist Actualizada Adinfiny TV
"El hombre de negro recorría el desierto y el pistolero le seguía." Así comienza La Torre Oscura, la obra más ambiciosa de Stephen King. Y ese Hombre de Negro, que no es Johnny Cash, es seguramente la creación más misteriosa, interesante y aterradora de su autor. Ni siquiera Pennywise me da tanto miedo, a pesar de ser mucho más conocido, y os quiero explicar por qué.
El universo del miedo según Stephen King
El imaginario literario de Stephen King es un ecosistema único. Un multiverso de terrores interconectados donde el mal adopta formas distintas: a veces un payaso, otras un virus, un hotel encantado o una figura que camina entre mundos sembrando destrucción. Entre esas criaturas, Pennywise brilla y seduce, tanto en películas y series como en los libros, como un emblema absoluto del miedo. Pero detrás de él se esconde otra sombra, una mucho más peligrosa: Randall Flagg, el verdadero rostro del mal en la obra de King.
Pennywise es el monstruo del miedo puro, irracional, ligado a lo cósmico y al trauma infantil. Flagg, en cambio, es el mal humano, ideológico, político. Uno habita en las alcantarillas; el otro, en los palacios del poder. Y si el primero se alimenta del miedo, el segundo lo utiliza para gobernar.
Tim Curry como Pennywise en la adaptación de 1990
Pennywise: el miedo hecho carne
Pennywise debutó en It (1986), una novela monumental en la que King mezcla el terror cósmico de Lovecraft con la nostalgia amarga de la infancia. El payaso bailarín representa la inversión de la inocencia, la corrupción de la figura protectora y el regreso cíclico del trauma. Pennywise no es solo un monstruo; es el reflejo del miedo colectivo. Su origen, como bien saben los lectores, se remonta a una entidad del Macroverso, una dimensión ajena al tiempo donde habitan seres tan antiguos como la realidad misma. En la Tierra adopta la forma de Pennywise para atraer a sus víctimas, especialmente a los niños, y se alimenta del terror que ellos generan. Cada 27 años despierta en Derry, devora, y vuelve a dormir. Su poder es inmenso: puede transformarse, controlar mentes y deformar la percepción de toda una comunidad.
Como todos los fans e las diferentes versiones cinematográficas saben, resulta aterrador y seguramente una de las figuras más icónicas del cine de susto y muerte. King convirtió a Pennywise en un espejo del horror cotidiano. Las desapariciones, el abuso, la indiferencia de los adultos: todo lo que la sociedad decide ignorar, el payaso lo devora. Es el precursor de otras entidades terribles del cine de terror, desde Insidious a la reciente Weapons. En It, la monstruosidad no radica solo en la criatura, sino en el silencio cómplice de un pueblo entero. Desde luego King tira con bala a la hora de usar el terror para reflejar lo peor de la humanidad.
Penny Wise, no es real, pero Flagg sí, y es algo terrible
Las versiones de Tim Curry y Bill Skarsgård consolidaron a Pennywise como icono cultural. El primero le dio una sonrisa sardónica de maldad teatral; el segundo, una inocencia perversa casi infantil. Su presencia mediática ha hecho que muchos asocien a King únicamente con ese monstruo. Pero, como señala el portal Cinepunx en su extenso análisis sobre el mal en la obra del autor, "Pennywise puede aterrar al niño que fuimos, pero Randall Flagg amenaza al adulto que somos". En esa frase está la clave. Pennywise es el monstruo arquetípico, el depredador del subconsciente; Flagg, por el contrario, es un mal que entiende la sociedad, la política, la psicología de masas. Su poder no se mide en tentáculos ni luces alienígenas, sino en discursos, símbolos y manipulación. Yo diría que el monstruo que se esconde bajo tu cama, que es Penny Wise, no es real, pero Flagg sí, y es algo terrible.
Matthew McConaughey como El Hombre de Negro en la fallida adaptación cinematográfica de La Torre Oscura
Randall Flagg: el rostro cambiante del mal
Antes de It, King ya había imaginado al mal definitivo. En los años sesenta escribió un poema titulado El Hombre de Negro (o el Hombr Oscuro, dependiendo de la ediciuón de tus libros de King), sobre un vagabundo que recorría los márgenes de la América profunda dejando muerte a su paso. Ese hombre oscuro se convirtió, con los años, en Randall Flagg, el antagonista recurrente que recorre al menos nueve novelas del autor: The Stand, Los ojos del dragón, La Torre Oscura, Corazones en la Atlántida o El viento por la cerradura, entre otras historias de King.
Flagg es la sombra que une el multiverso de King. Puede ser hechicero, profeta, político o asesino
Flagg es la sombra que une el multiverso de King. Puede ser hechicero, profeta, político o asesino. A veces se llama Walter o'Dim, otras Marten Broadcloak o Richard Fannin, pero su esencia no cambia: es el sembrador del caos, el tentador. Su aspecto suele ser el de un hombre de mediana edad, atractivo, con sonrisa carismática y ojos azules "demasiado vivos". En The Stand, su obra más célebre, se presenta como un líder mesiánico que, tras una pandemia, levanta una nueva sociedad en Las Vegas. Promete orden, justicia y poder… y construye una dictadura de terror.
Como subraya la experta Cornelia Lippert en su ensayo "The Walkin Dude: Randall Flagg in Stephen King’s post-apocalyptic epic The Stand", Flagg representa "el arquetipo del demonio moderno, el que no necesita fuego ni azufre, sino un micrófono y una multitud". Es un personaje que King diseñó como símbolo del mal institucional, del fascismo cotidiano, del fanatismo que corrompe el alma de las comunidades cuando todo se derrumba.
Alexander Skarsgård como Randall Flagg en The Stand (2020)
El arquitecto del caos
En el multiverso de King, Flagg es algo más que un villano recurrente: es un principio activo del desorden en la civilización. En Los ojos del dragón se infiltra en la corte de Delain para corromper a la monarquía desde dentro. En La Torre Oscura es Walter o’Dim, el hechicero que sirve al Rey Carmesí y busca destruir los pilares mismos de la existencia. Y en The Stand, su figura se convierte en una parábola política sobre el autoritarismo y el culto al líder.
Cinepunx lo señala como el diablo americano, explica que King "crea en él una alegoría del siglo XX, un Hitler del desierto, un Mesías de los resentidos". Y esa descripción cobra una fuerza especial en el contexto contemporáneo. Flagg no necesita poderes sobrenaturales para dominar: su verdadero poder radica en entender las debilidades de los demás. Se infiltra en el miedo y la desesperación de los que han perdido la fe en el sistema, y los convence de que el caos es la única salida.
Mítines de MAGA y la mano de Dios (y no es Maradona)
El personaje de Flagg aparece también en distintas adaptaciones de King en cine y sieres, pero una de las más recientes y reveladoras fue la serie de 2020 The Stand de CBS, donde Alexander Skarsgård interpretó al villano con una mezcla irresistible de carisma y amenaza silenciosa. En el artículo de Variety titulado "MAGA Rallies and a Hand of God", los creadores de la serie revelaron que se inspiraron en los mítines del movimiento MAGA de Donald Trump para construir la iconografía visual de la Las Vegas de Flagg.
Flagg promete orden, justicia y poder… y construye una dictadura de terror
El diseñador de producción Aaron Haye explicó que colocaron a Flagg en un balcón, como un dictador clásico, elevado sobre la multitud, mientras el director Vincenzo Natali admitía que ver aquellos mítines políticos le ayudó a entender "la dinámica psicológica entre la masa y el líder carismático". La destrucción de Las Vegas, descrita en el mismo reportaje, se concibió como una catarsis divina: un "castigo poético" contra el culto a la personalidad. Este paralelismo tan obvio con la política actual real subraya el carácter profético del personaje y el talento original de King para leer el contexto social de sus obras. Flagg, como símbolo, trasciende la ficción: representa la forma en que el miedo y la frustración social pueden transformarse en totalitarismo.
Alexander Skarsgård como Randall Flagg en The Stand (2020)
El miedo político de nuestro tiempo
Personalmente me aterra la idea de que Flagg no vive en los márgenes del multiverso de King; vive en el nuestro. En un momento histórico marcado por la polarización, las fake news, un preocupante ambiente prebélico, el auge del autoritarismo en todo el mundo y una incipiente crisis económica e institucional global, su figura adquiere una vigencia inquietante. Stephen King, que ha sido claro es su posicionamiento frente al gobierno de Donald Trump, reconocía que Flagg surgió de su fascinación por los líderes carismáticos que manipulan a las masas. En los años 70, el autor se inspiró parcialmente en Donald DeFreeze, líder del grupo que secuestró a Patty Hearst, como prototipo del agitador que promete libertad mientras esclaviza a sus seguidores.
Flagg no necesita poderes sobrenaturales para dominar: su verdadero poder radica en entender las debilidades de los demás
Hoy, Flagg es un espejo del siglo XXI: el político que promete limpiar el sistema, el influencer mesiánico que convierte la rabia en doctrina, el falso profeta que promete seguridad a cambio de obediencia. Pennywise aterroriza en los sueños; Flagg en las portadas de los periódicos. El crítico cultural Danielle Turchiano en su artículo en Variety, lo resumió con precisión: "Flagg es el reflejo del dictador contemporáneo, el que seduce con sonrisas y promesas antes de destruir el mundo desde dentro".
Uno de los rasgos más aterradores de Randall Flagg es su inmortalidad simbólica. No importa cuántas veces sea derrotado: siempre regresa. En La Torre Oscura reaparece sin recordar quién fue, pero con el mismo deseo de destrucción. Es, en palabras de King, "la entropía encarnada". Pennywise puede morir, pero Flagg solo cambia de rostro. Esa recurrencia tiene un peso filosófico y político. El mal que representa no puede exterminarse porque forma parte de la condición humana: el deseo de poder, la facilidad con la que las sociedades aceptan el control a cambio de seguridad, la tentación de simplificar el mundo dividiéndolo entre "nosotros" y "ellos". Europa pensó que tras la Segunda Guerra Mundial había erradicado al fascimo del terreno social y político, solo para descubrir 80 años después que nunca fue así. En este sentido, Flagg es el reverso oscuro del héroe de King: mientras Roland Deschain, el pistolero de La Torre Oscura, busca redención y sentido, Flagg abraza el vacío y la destrucción. Donde Pennywise personifica el miedo que nos paraliza, Flagg encarna el miedo que nos organiza y nos moviliza, que nos lleva a actuar en nombre del mal creyendo servir al bien.
Crédito de la adaptación de Mick Garris de The Stand, con Jamey Sheridan como Randall Flagg
Dos horrores, una misma raíz
Pennywise y Flagg son polos opuestos de una misma visión del mal. Uno es el depredador del inconsciente; el otro, el arquitecto del poder corrupto. El payaso y el hechicero se complementan en la gran alegoría de King: la del ciclo del mal eterno. Pennywise representa el miedo que nace del desconocimiento, del trauma infantil y de la ignorancia. Flagg, en cambio, es el miedo racionalizado, el que aprovecha la lógica y el discurso para legitimarse. En ambos casos, King explora cómo el miedo puede convertirse en energía, ya sea para devorar a los inocentes o para manipular a las masas. Si el primero es la pesadilla que nos hace gritar, el segundo es la ideología que nos hace obedecer.
Flagg no vive en los márgenes del multiverso de King; vive en el nuestro
Quizá por eso, cuando cerramos un libro de Stephen King, no tememos tanto al payaso que acecha en las alcantarillas como al hombre sonriente que promete salvarnos del caos. Pennywise es espectacular, visual, monstruoso. Flagg, en cambio, es cotidiano, reconocible. Vive en los líderes carismáticos, en los discursos populistas, en los predicadores del odio. Pennywise da miedo porque se esconde en la oscuridad, Randall Flagg da miedo porque se sienta bajo los focos. El mal de Pennywise puede combatirse con la unión y el amor; el de Flagg exige pensamiento crítico, resistencia moral y memoria histórica. Como bien señala Lippert, Flagg es el recordatorio de que el horror no necesita tentáculos, solo que le escuches.
Así, más de cuarenta años después de su creación, Randall Flagg sigue siendo el personaje más temible de Stephen King porque encarna la corrupción moral del ser humano, el fascismo emocional y la fragilidad de nuestras instituciones. Porque un payaso no va a salir de una alcantarilla para alimentarse de tus pesadillas, pero un Randall Flagg sí puede ganar unas elecciones si convence a la gente suficiente de que necesita votarle para solucionar sus problemas. No es un monstruo que viene de otro mundo: somos nosotros cuando dejamos de cuestionar, cuando preferimos obedecer a comprender. Y en un tiempo en el que la realidad parece cada vez más inspirada por la ficción, quizá lo más terrorífico sea admitir que el hombre oscuro ya está aquí, sonriendo, esperando a que crucemos el desierto detrás de él.
En 3DJuegos | Sin darnos cuentas, la nueva serie de It ha creado un "stephenkingverso" al estilo Marvel Studios
En 3DJuegos | Strangers Things le debe muchas cosas a Stephen King, muchas más de las que yo me imaginaba
-
La noticia
Pennywise es terrorífico, pero ni de lejos es el personaje de Stephen King que debería darte más miedo
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Chema Mansilla
.