Pensaba que iba a ver un clásico de mi infancia y me he encontrado con una película sin personalidad. A veces las remasterizaciones no son buenas ideas

A la hora de redactar este artículo, me surge la idea de que muchos de nuestros lectores estarán de acuerdo con el proceso de remasterización de las películas. No es que yo no lo esté ni que sea una purista analógica. La tecnología de hoy en día permite restaurar y mejorar películas que, por motivos cronológicos, se han convertido en reliquias para acercarlas así a un público más actual. ¿Pero qué pasa cuando ese proceso se lleva la esencia de una cinta, algo intrínseco a ese paso del tiempo? Ayer mismo me dispuse a ver La Bella Durmiente, una cinta de 1959 que, por mucho que yo pertenezca a la década de los noventa, ha formado parte de mi infancia como muchas otras películas de Disney. Actualmente, no es necesario insertar un viejo VHS en un lector de vídeo para disfrutarla, sino que con el paso del tiempo ha sufrido transformaciones, pasando por el DVD y llegando hasta Disney Plus. Sin embargo, ¡qué sorpresa ha sido la que me he encontrado! Adiós a La Bella Durmiente Vale, a lo mejor es algo exagerado despedirse de un clásico que está disponible en una plataforma de streaming, pero si al igual que yo, llevabais mucho tiempo sin ver esta cinta seguramente notéis que la película que estáis viendo no es la misma que recordabais. Al igual que muchas obras (no necesariamente de animación) esta ha sufrido un proceso de remasterización digital con el objetivo de mostrar una imagen más nítida que la de la década de los cincuenta. De hecho, es incluso difícil encontrar una imagen de la versión anterior, aunque en el tráiler de arriba podréis ver más o menos cómo era. Y entonces, si el objetivo es mejorar la calidad, ¿dónde está el problema? Hay algo muy bonito en la animación clásica, que es la forma en la que está elaborada. Tanto los cortos de las primeras décadas del siglo XX como las primeras películas de Disney estaban dibujadas a mano. Eran animadores los que, boceto a boceto, daban vida a las historias y luego superponían los dibujos a una velocidad determinada, para que diera la sensación de movimiento. Imágenes por segundo, vamos. Estas imágenes muchas veces se realizaban en papeles tan finos y transparentes que podían superponerse a un fondo que de forma mecánica rotaba. Por supuesto, con el avance de la tecnología, un proceso tan costoso no es necesario y, por suerte, hay muchas herramientas digitales que permiten ahorrar un tiempo muy valioso en la producción de obras de animación. Sin embargo, esas antiguas formas de proceder guardan secretos muy valiosos. Por ejemplo, tal y como explicaba Ter en uno de sus vídeos, 101 Dálmatas fue considerada una aberración para Walt Disney por el dibujo tan tosco que tenía. Se dejaron las líneas de los bocetos para ahorrar tiempo y dinero y eso no gustó nada a Disney, quien venía de hacer obras como La Cenicienta o La Bella Durmiente. Imagen proporcionada por Xataka Algo interesante de estas dos últimas, es que ambas contaban con un trazo limpio, fruto de horas de becarios borrando líneas innecesarias. Incluso se dotó a los bordes de los dibujos colores determinados que no fueran el negro, para que dieran la sensación de mayor belleza y pulido. Con ello, todas las películas antiguas de Disney guardan un encanto único que se traduce en fondos de acuarela, tiza, señales de dibujo, contrastes entre fondo y personaje; algo que, a no ser que sea hecho aposta, pocas veces ocurre hoy en día si no existe una intención artística presente, como por ejemplo es el caso de la reciente Arcane. Volviendo a La Bella Durmiente, lo que ocurre es que parece (seguramente no sea así) que toda la cinta haya pasado por un filtro de IA para suavizar la imagen, de forma que la sensación que se tiene es de que lo que vemos carece de volumen. También se carece de sombras, sobre todo en los personajes, y los colores se han tornado planos. Es decir, no da la sensación de que haya un trabajo de revisión detallado, sino más bien que simplemente se hayan centrado en la nitidez de la imagen. Por supuesto es de agradecer, pero también se han obviado muchos otros detalles que aportaban personalidad a la cinta y ni siquiera creo que sea un problema de los artistas que hayan podido participar, sino más bien de una tendencia establecida. Tal y como explican los compañeros de Xataka, "el motivo de los desajustes es que no se trata de una restauración frame a frame del original, sino de un sistema en el que se rotoscopia cada frame de un personaje y se aisla de la escena original". Imagen proporcionada por Xataka A título personal, disfruto mucho viendo películas antiguas de dibujos por la sensación de viaje temporal que proporcionan en muchas ocasiones. Me es imposible no sentir que, con esta nueva versión, se ha perdido un trocito de alma. Algo así pudieron sentir los seguidores de El Señor de los Anillos cuando la trilogía sufrió un proceso de etalon

Nov 25, 2024 - 18:45
Pensaba que iba a ver un clásico de mi infancia y me he encontrado con una película sin personalidad. A veces las remasterizaciones no son buenas ideas

Pensaba que iba a ver un clásico de mi infancia y me he encontrado con una película sin personalidad. A veces las remasterizaciones no son buenas ideas

A la hora de redactar este artículo, me surge la idea de que muchos de nuestros lectores estarán de acuerdo con el proceso de remasterización de las películas. No es que yo no lo esté ni que sea una purista analógica. La tecnología de hoy en día permite restaurar y mejorar películas que, por motivos cronológicos, se han convertido en reliquias para acercarlas así a un público más actual. ¿Pero qué pasa cuando ese proceso se lleva la esencia de una cinta, algo intrínseco a ese paso del tiempo?

Ayer mismo me dispuse a ver La Bella Durmiente, una cinta de 1959 que, por mucho que yo pertenezca a la década de los noventa, ha formado parte de mi infancia como muchas otras películas de Disney. Actualmente, no es necesario insertar un viejo VHS en un lector de vídeo para disfrutarla, sino que con el paso del tiempo ha sufrido transformaciones, pasando por el DVD y llegando hasta Disney Plus. Sin embargo, ¡qué sorpresa ha sido la que me he encontrado!

Adiós a La Bella Durmiente

Vale, a lo mejor es algo exagerado despedirse de un clásico que está disponible en una plataforma de streaming, pero si al igual que yo, llevabais mucho tiempo sin ver esta cinta seguramente notéis que la película que estáis viendo no es la misma que recordabais. Al igual que muchas obras (no necesariamente de animación) esta ha sufrido un proceso de remasterización digital con el objetivo de mostrar una imagen más nítida que la de la década de los cincuenta. De hecho, es incluso difícil encontrar una imagen de la versión anterior, aunque en el tráiler de arriba podréis ver más o menos cómo era. Y entonces, si el objetivo es mejorar la calidad, ¿dónde está el problema?

Hay algo muy bonito en la animación clásica, que es la forma en la que está elaborada. Tanto los cortos de las primeras décadas del siglo XX como las primeras películas de Disney estaban dibujadas a mano. Eran animadores los que, boceto a boceto, daban vida a las historias y luego superponían los dibujos a una velocidad determinada, para que diera la sensación de movimiento. Imágenes por segundo, vamos. Estas imágenes muchas veces se realizaban en papeles tan finos y transparentes que podían superponerse a un fondo que de forma mecánica rotaba.

Por supuesto, con el avance de la tecnología, un proceso tan costoso no es necesario y, por suerte, hay muchas herramientas digitales que permiten ahorrar un tiempo muy valioso en la producción de obras de animación. Sin embargo, esas antiguas formas de proceder guardan secretos muy valiosos. Por ejemplo, tal y como explicaba Ter en uno de sus vídeos, 101 Dálmatas fue considerada una aberración para Walt Disney por el dibujo tan tosco que tenía. Se dejaron las líneas de los bocetos para ahorrar tiempo y dinero y eso no gustó nada a Disney, quien venía de hacer obras como La Cenicienta o La Bella Durmiente.

La Cenicienta Imagen proporcionada por Xataka

Algo interesante de estas dos últimas, es que ambas contaban con un trazo limpio, fruto de horas de becarios borrando líneas innecesarias. Incluso se dotó a los bordes de los dibujos colores determinados que no fueran el negro, para que dieran la sensación de mayor belleza y pulido. Con ello, todas las películas antiguas de Disney guardan un encanto único que se traduce en fondos de acuarela, tiza, señales de dibujo, contrastes entre fondo y personaje; algo que, a no ser que sea hecho aposta, pocas veces ocurre hoy en día si no existe una intención artística presente, como por ejemplo es el caso de la reciente Arcane.

Volviendo a La Bella Durmiente, lo que ocurre es que parece (seguramente no sea así) que toda la cinta haya pasado por un filtro de IA para suavizar la imagen, de forma que la sensación que se tiene es de que lo que vemos carece de volumen. También se carece de sombras, sobre todo en los personajes, y los colores se han tornado planos. Es decir, no da la sensación de que haya un trabajo de revisión detallado, sino más bien que simplemente se hayan centrado en la nitidez de la imagen. Por supuesto es de agradecer, pero también se han obviado muchos otros detalles que aportaban personalidad a la cinta y ni siquiera creo que sea un problema de los artistas que hayan podido participar, sino más bien de una tendencia establecida. Tal y como explican los compañeros de Xataka, "el motivo de los desajustes es que no se trata de una restauración frame a frame del original, sino de un sistema en el que se rotoscopia cada frame de un personaje y se aisla de la escena original".

La Bella Durmiente Imagen proporcionada por Xataka

A título personal, disfruto mucho viendo películas antiguas de dibujos por la sensación de viaje temporal que proporcionan en muchas ocasiones. Me es imposible no sentir que, con esta nueva versión, se ha perdido un trocito de alma. Algo así pudieron sentir los seguidores de El Señor de los Anillos cuando la trilogía sufrió un proceso de etalonaje que cambiaba el color de muchos de los entornos y los hacía más planos y similares entre sí, tal y como explica el youtuber Álvaro Wasabi en uno de sus vídeos, o los seguidores de Star Wars cuando la marioneta de Jabba el Hutt fue cambiada por un Jabba digital o se añadió a Hayden Christensen en El Retorno del Jedi.

De por sí, las remasterizaciones no son malas. Lo mismo ocurre en el mundo de los videojuegos, pero nunca hay que dejar de lado ese pequeño encanto con el que cuenta cada obra, ese pequeño trozo de historia que plasma un momento concreto y que hace que una cinta sea especial. Al igual que La Bella Durmiente hay muchos otros ejemplos, como Robin Hood o La Bella y la Bestia, y algo similar ocurrió cuando se cambió el doblaje original por uno al castellano. La Sirenita es un gran ejemplo de ello. Sin embargo, ¡qué poderosa es la nostalgia y cómo nos gusta volver a dónde fuimos felices!

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