Un año después de la única descalificación que ha habido en Eurovision, la UER sigue sin dar explicaciones: esto fue lo que ocurrió

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Nunca le preguntes a un fan de Eurovisión (y, sobre todo, del artista neerlandés Joost Klein) qué paso el 10 de mayo de 2024 si no quieres despertar los recuerdos de Vietnam. Celebrada en Malmö, la 68ª edición del Festival podría haber sido recordada por la alta calidad que hubo en las propuestas musicales (de verdad). Sin embargo, todo quedó opacado por la incapacidad de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) de cuidar y proteger a los participantes y una crispación generalizada que, como una olla a presión, explotó con la primera (y misteriosa) descalificación de toda la historia del certamen. Un año después, la organización sigue negándose a dar explicaciones sobre lo sucedido.
El día que se redefinió la palabra "eurodrama". El primer ensayo de la gran final de Eurovisión transcurría según lo previsto el 10 de mayo de 2024 cuando se supo que la UER le había prohibido al representante de Países Bajos pisar el escenario hasta nuevo aviso, mientras investigaban “un incidente”. El neerlandés era uno de lo favoritos para ganar y muchos temían que se tratase de represalias por algo sucedido la noche anterior, durante la rueda de prensa de clasificados. Al ser preguntada por los riesgos de seguridad que implicaba su presencia en el certamen, Eden Golan, representante de Israel, había sido rápidamente advertida de que no tenía por qué contestar. Sin embargo, la voz de Klein se coló de fondo en un momento icónico, que acabaría dando la vuelta al mundo, exigiendo: "¡¿Por qué no?!".
El año que Eurovisión fue cine bélico. Para cuando la UER anunció el 11 de mayo, a solo unas horas del inicio de la final, que descalificaba a Países Bajos, el significado de "eurodrama" ya había sido reescrito. Si, en 2022, el mayor problema vivido en Turín había sido que los arcos del escenario no giraban, Malmö parecía el escenario de una película bélica. Era el punto álgido de la invasion de Gaza y miles de manifestantes protestaban por la participación de Israel en las calles de una ciudad vigilada por tierra, mar y aire por cientos de agentes equipados con armas largas.
Dentro del concurso, el ambiente no era mejor. Los Nebulossa hablaron de lo incómodos que se habían sentido por la presencia de "policía con metralletas dentro del hotel y francotiradores". Cada vez que Eden Golan pisaba el escenario del Malmö Arena, el estadio estallaba en abucheos del público y la UER tuvo que poner aplausos falsos en un intento de taparlos. Escalando la tensión, tanto la delegación israelí como la cadena de televisión KAN respondían al rechazo generalizado con insultos y acoso hacia otros participantes. Incluso hacia periodistas acreditados.
Aquí no hay quien cante o el doble rasero de la UER. Aunque la italiana Angelina Mango intentó calmar los ánimos presentándose por sorpresa (y un poco a lo 'Paquita Salas') en el centro de prensa de Eurovisión para cantarle a la paz, el concurso acabó de la peor forma posible: con la descalificación sin precedente de un concursante, la primera vez que ocurría en los casi setenta años del certamen. La UER apenas ha querido dar explicaciones al respecto, más allá de negar que guarde relación con la delegación de Eden Golan o con que el principal patrocinador del concurso sea una empresa israelí. Se han limitado a justificar la expulsión de forma vaga y escueta, a través de un par de comunicados, donde la achacan a un "comportamiento amenazante dirigido a una miembro femenina del equipo de producción". Este, paradójicamente, aseguran que infringió unas reglas del concurso "diseñadas para garantizar que exista un entorno de trabajo seguro".
La UER le pasa el muerto a policía sueca y se lava las manos. Si de la policía sueca hubiera dependido, Joost Klein hubiera podido participar aquella noche en la final de Eurovisión. Sin embargo, la burocracia tiene sus tiempos y la UER era consciente. Al iniciar un procedimiento legal, bloquearon su actuación con la excusa de que "no hubiera sido apropiado que participara" mientras el fiscal investigara si se habían producido actos punibles. La respuesta de la policía llegó en agosto con el cierre de la investigación ante la imposibilidad de demostrar que el acto "amenazante" del que hablaba la UER "fuera capaz de causar un miedo grave o que el hombre tuviera tal intención". Por lo tanto, no se puede decir que Joost Klein quedara absuelto porque ni siquiera llegó a ser procesado y, por lo tanto, tampoco juzgado.
Un malentendido conveniente ¿para desviar la atención? Del informe de la policía sueca, de las declaraciones de los testigos y de lo que ha contado el propio Klein, se ha podido extraer que los hechos tuvieron más de malentendido que de agresión. Mientras que Países Bajos había pedido expresamente a la organización que el artista no fuera grabado tras bajar del escenario, la cámara no había sido informada. De este modo, no paró de filmar a pesar de que el artista se lo estuviera pidiendo. Klein se encontraba en un momento de agobio en el que tenía muy pocos minutos para conseguir llegar hasta la Green Room, además de estar abrumado por las emociones de la canción que le acababa de dedicar a sus padres, fallecidos ambos cuando era un niño. Entonces el neerlandés no reaccionó de la mejor manera. Molesto, le apartó la cámara con la mano y la mujer se sintió intimidada. De hecho, el propio informe de la policía sueca detalla que lo sucedido fue percibido de forma distintas por los testigos. En cualquier caso, en la grabación existente (que nunca ha salido a la luz) no se pudo apreciar que se produjera ninguna agresión.
Una medida desproporcionada e injusta. Avrotros, la cadena pública neerlandesa siempre calificó de "dura y desproporcionada" la descalificación de su representante. Este, además, contó en una entrevista cómo, aquel 10 de mayo, la organización del concurso lo obligó a permanecer encerrado durante ocho horas en una habitación sin agua y sin recibir casi información sobre su situación. Durante varios meses, la participación de Países Bajos en Eurovisión 2025 estuvo en el aire. Avrotros amenazaba con retirarse del Festival si no se producían cambios estructurales en la organización.
Los cambios post-Joost Klein. Tras las conversaciones de Avrotros con la UER, de cara a este año y ediciones sucesivas se han introducido cambios en las reglas de grabación del concurso. De este modo, ya no está permitido grabar a los artistas en el backstage ni en los camerinos sin un permiso expreso previo. También se ha creado un espacio seguro donde los cantantes no puedan ser molestados y de un equipo de crisis. Este último, formado por representantes de la UER, los países participantes y la emisora organizadora. Mientras tanto, 'Europapa' es la canción de Eurovisión 2024 que acumula más escuchas en Spotify y visualizaciones en YouTube. Y sin ni haber participado siquiera en la final.
Foto de portada | Arkland
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La noticia
Un año después de la única descalificación que ha habido en Eurovision, la UER sigue sin dar explicaciones: esto fue lo que ocurrió
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Trendencias
por
María Yuste
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