He pasado la noche jugando a Marvel Rivals con una sonrisa en la cara, pero hay tres cosas que no consigo quitarme de la cabeza
Sé que no estoy solo en este barco, pero también que no es el que más pasajeros lleva. Llevo meses esperando Marvel Rivals como agua de mayo y, aunque fracasos recientes demuestran que el género de los hero shooter no pasan por su mejor momento, tenía muchas ganas de comprobar hasta qué punto mis sensaciones con este nuevo free-to-play iban a estar a la altura. Como adelanto, puedo decirte que he salido de varias horas rotando entre los personajes de Marvel Rivals con más dudas de las que tenía al empezar. Poco tienen que ver con lo propuesto a nivel jugable porque, sin duda alguna, ofrece todo lo que el fan de Overwatch podría llegar a esperar, pero vayamos punto por punto antes de dictar sentencia sobre este primer contacto. Inspirado en Overwatch, pero con su propia personalidad El elefante en la habitación hace mucho que dejó de ser hasta qué punto se inspiraba en el juego de Blizzard para sacar adelante su particular propuesta. Salvo por el hecho de jugarse aquél en primera persona y hacerlo este en tercera, podría decirse que las diferencias acaban ahí con sólo ver un tráiler. Si ahondas un poco más, en cambio, empiezan a verse los ramalazos de personalidad que deben marcar la diferencia. La combinación y sinergias específicas entre algunos de los 33 personajes de Marvel Rivals es probablemente la más llamativa de ellas. En forma de habilidades específicas que se suman a tu catálogo de opciones si en el equipo hay, por ejemplo, un Rocket y un Groot para que el primero pueda subirse encima del otro, o de un Hulk y un Wolverine para que la masa verde pueda lanzarte a gran distancia, ofrecen también los suficientes bufos para que intentar armar un equipo con cabeza despierte cierto interés. A la lista de sorpresas habría que añadir también la destrucción de unos mapas que, sin ser lo más inspirado que te vas a echar a la cara, si juguetean con esa necesidad de acabar con posibles parapetos para ganarte el hueco a la acción que las paredes del mapa parecen querer privarte. Lo de ver cómo el equipo rival se queda vendido por un hueco con el que no contaban ha sido igual de satisfactorio todas las veces que ha ocurrido. Sumemos ahí también lo básico, la innegable sensación de que la lección de adaptar otros personajes y habilidades es una lección que Marvel Rivals trae bien estudiada y ejecutada. Si tenías un main en Overwatch, es probable que aquí termines encontrando más pronto que tarde el personaje equivalente, a veces incluso en forma de combinaciones como la de un Star-Lord que se siente Tracer, Reaper y Soldado 76 a la vez. Los palos en las ruedas de Marvel Rivals Lo citado sin duda da para mantenerse con una sonrisa en la cara durante las partidas que juegues. Por familiaridad, espectacularidad y el siempre agradable embrujo del carisma Marvel. Sin embargo es fácil, casi ya desde el principio dependiendo de la elección con la que te sumes a la fiesta, que termines viendo unas costuras que no deberían estar ahí. La falta de equipo, descompensación y foco, son probablemente las más evidentes. Que no haya la sensación de equipo, de lógica a la hora de coger personajes más allá de esas sinergias anteriormente citadas, es probablemente la más preocupante de todas ellas. Está por llegar la partida en la que sienta que la victoria ha llegado por haber trabajado de forma conjunta y, al menos durante estas primeras horas, todo parece enfocado a ver quién consigue más muertes mientras capturas o defiendes objetivos. Gran parte de la culpa la tienen unos tanques que, más allá de tener más vida o pegar más fuerte, no dan la sensación de estar ahí como apoyo. O unos healers que, evitando que nadie se quede sin su ración de rachas, pierden un poco el foco. Entiendo hasta qué punto esto es una cuestión de suerte a la hora de unirte a un equipo, o de camaradería y comunicación si decides hacerlo con amigos, pero más allá de la intención, el juego no pone fácil intentar competir con cabeza. El problema, a grandes rasgos, es que es un caos absoluto. Nunca hay líneas lo suficientemente claras en el diseño de sus mapas, capaces de generar encontronazos pero también lo suficientemente ratoneros como para no tener muy claro a veces si quieres ser Overwatch o Call of Duty. Cantidad por encima de calidad Jugar con personajes melé resulta bastante más aburrido e impreciso que hacerlo desde la distancia, y pocas veces me he cruzado con un Capitán América o un Venom que me hayan demostrado tener constancia de qué están haciendo. En manos de buenos jugadores los personajes de Marvel Rivals pueden ser demoledores, pero en el resto van como pollo sin cabeza afectados por una velocidad de movimiento que no ayuda, y un berenjenal de gente en pantalla frente al que es difícil concentrarse en un objetivo. El desbalance de los mismos, con una Bruja Escarlata chetadísima que dispara en automático casi sin
Sé que no estoy solo en este barco, pero también que no es el que más pasajeros lleva. Llevo meses esperando Marvel Rivals como agua de mayo y, aunque fracasos recientes demuestran que el género de los hero shooter no pasan por su mejor momento, tenía muchas ganas de comprobar hasta qué punto mis sensaciones con este nuevo free-to-play iban a estar a la altura.
Como adelanto, puedo decirte que he salido de varias horas rotando entre los personajes de Marvel Rivals con más dudas de las que tenía al empezar. Poco tienen que ver con lo propuesto a nivel jugable porque, sin duda alguna, ofrece todo lo que el fan de Overwatch podría llegar a esperar, pero vayamos punto por punto antes de dictar sentencia sobre este primer contacto.
Inspirado en Overwatch, pero con su propia personalidad
El elefante en la habitación hace mucho que dejó de ser hasta qué punto se inspiraba en el juego de Blizzard para sacar adelante su particular propuesta. Salvo por el hecho de jugarse aquél en primera persona y hacerlo este en tercera, podría decirse que las diferencias acaban ahí con sólo ver un tráiler. Si ahondas un poco más, en cambio, empiezan a verse los ramalazos de personalidad que deben marcar la diferencia.
La combinación y sinergias específicas entre algunos de los 33 personajes de Marvel Rivals es probablemente la más llamativa de ellas. En forma de habilidades específicas que se suman a tu catálogo de opciones si en el equipo hay, por ejemplo, un Rocket y un Groot para que el primero pueda subirse encima del otro, o de un Hulk y un Wolverine para que la masa verde pueda lanzarte a gran distancia, ofrecen también los suficientes bufos para que intentar armar un equipo con cabeza despierte cierto interés.
A la lista de sorpresas habría que añadir también la destrucción de unos mapas que, sin ser lo más inspirado que te vas a echar a la cara, si juguetean con esa necesidad de acabar con posibles parapetos para ganarte el hueco a la acción que las paredes del mapa parecen querer privarte. Lo de ver cómo el equipo rival se queda vendido por un hueco con el que no contaban ha sido igual de satisfactorio todas las veces que ha ocurrido.
Sumemos ahí también lo básico, la innegable sensación de que la lección de adaptar otros personajes y habilidades es una lección que Marvel Rivals trae bien estudiada y ejecutada. Si tenías un main en Overwatch, es probable que aquí termines encontrando más pronto que tarde el personaje equivalente, a veces incluso en forma de combinaciones como la de un Star-Lord que se siente Tracer, Reaper y Soldado 76 a la vez.
Los palos en las ruedas de Marvel Rivals
Lo citado sin duda da para mantenerse con una sonrisa en la cara durante las partidas que juegues. Por familiaridad, espectacularidad y el siempre agradable embrujo del carisma Marvel. Sin embargo es fácil, casi ya desde el principio dependiendo de la elección con la que te sumes a la fiesta, que termines viendo unas costuras que no deberían estar ahí. La falta de equipo, descompensación y foco, son probablemente las más evidentes.
Que no haya la sensación de equipo, de lógica a la hora de coger personajes más allá de esas sinergias anteriormente citadas, es probablemente la más preocupante de todas ellas. Está por llegar la partida en la que sienta que la victoria ha llegado por haber trabajado de forma conjunta y, al menos durante estas primeras horas, todo parece enfocado a ver quién consigue más muertes mientras capturas o defiendes objetivos.
Gran parte de la culpa la tienen unos tanques que, más allá de tener más vida o pegar más fuerte, no dan la sensación de estar ahí como apoyo. O unos healers que, evitando que nadie se quede sin su ración de rachas, pierden un poco el foco. Entiendo hasta qué punto esto es una cuestión de suerte a la hora de unirte a un equipo, o de camaradería y comunicación si decides hacerlo con amigos, pero más allá de la intención, el juego no pone fácil intentar competir con cabeza.
El problema, a grandes rasgos, es que es un caos absoluto. Nunca hay líneas lo suficientemente claras en el diseño de sus mapas, capaces de generar encontronazos pero también lo suficientemente ratoneros como para no tener muy claro a veces si quieres ser Overwatch o Call of Duty.
Cantidad por encima de calidad
Jugar con personajes melé resulta bastante más aburrido e impreciso que hacerlo desde la distancia, y pocas veces me he cruzado con un Capitán América o un Venom que me hayan demostrado tener constancia de qué están haciendo. En manos de buenos jugadores los personajes de Marvel Rivals pueden ser demoledores, pero en el resto van como pollo sin cabeza afectados por una velocidad de movimiento que no ayuda, y un berenjenal de gente en pantalla frente al que es difícil concentrarse en un objetivo.
El desbalance de los mismos, con una Bruja Escarlata chetadísima que dispara en automático casi sin apuntar, y un Spider-Man que está entre esos 33 personajes como si no encontrase su sitio en ningún momento, apunta a un claro problema de cantidad por encima de calidad en el que el meta no tardará en alzar una decena de ellos con toda la razón del mundo.
Con todo, en Marvel Rivals resulta evidente que la curva de dificultad aún está por equilibrarse y que, pese a estar correteando entre muñecos con tirachinas y otros con lanzacohetes, la necesidad de profundizar en ellos, encontrando combos y sinergias que vayan más allá de lo básico, es algo que va a requerir más tiempo del que la coletilla Marvel y free-to-play parece demandar desde la barrera.
Cuando todo se asiente y el público termine entendiendo a qué viene Marvel Rivals, con qué intención y bajo qué bondades, es indudable que la base es lo suficientemente buena como para permitirle convertirse en éxito más allá de la licencia.
En cualquier caso, no es menos cierto que hay que rascar sobre la superficie para conseguir encontrar ese oro y, siendo la paciencia una habilidad que brilla por su ausencia hoy en día, desconozco hasta qué punto esas asperezas iniciales terminarán pasándole factura. Por lo prometedor de su propuesta, espero que jugadores y desarrolladores terminen acercando posturas para alzar a Marvel Rivals al lugar que parece merecer.
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He pasado la noche jugando a Marvel Rivals con una sonrisa en la cara, pero hay tres cosas que no consigo quitarme de la cabeza
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Rubén Márquez
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