La kryptonita rosa es una broma de hace 20 años pero hay quien todavía no ha pillado el chiste de un Superman gay
Lo que no le haya pasado a Superman... Que si se queda sin poderes, que si le aparece un doble maligno, que si su barba crece de forma descontrolada o si su cabeza se convierte en la de una hormiga. Todo por culpa de la kryptonita, ese mineral alienígena que puede arruinarle el día a¡ cualquier Hombre de Acero. Las historias de los cómics de Superman han explorado ideas disparatadas durante décadas, especialmente durante los años 50 y 60, en la llamada Edad de Plata de los cómics, una época en la que los fans no se tomaban todo tan en serio como ahora. De ahí surgió hace 20 años la kryptonita rosa, una curiosa variante que tuvo un único propósito: hacer que Superman sea gay. El problema es que, incluso hoy, hay quien no entiende el chiste. Imagen de Supergirl 79 El origen de la kryptonita rosa: una broma editorial La kryptonita rosa hizo su debut en 2003, dentro de una historia publicada en Supergirl número 79, a cargo del guionista Peter Davidy el dibujante Ed Benes. Este número, el último de esa etapa, jugaba con la nostalgia de los lectores, emulando las tramas absurdas y exageradas de los cómics de la Edad de Plata. En ese contexto, la kryptonita rosa aparece como un guiño humorístico, más propio de un gag que de un elemento narrativo serio. La premisa era simple: exponer a Superman a esta variante del mineral le hacía comportarse como un estereotipo de hombre homosexual, incluyendo comentarios sobre la moda y halagos al atuendo de Jimmy Olsen. Aunque el tono era abiertamente cómico, la broma no fue del gusto de todos y pronto se convirtió en un tema polémico que ha día de hoy sigue coleando. ¿Demasiado atrevido o simplemente absurdo? La kryptonita rosa es recordada principalmente por los efectos que tuvo en Superman durante esa única aparición. Aunque solo se usó como un chiste dentro del contexto cómico que durante aquellos años tenía la serie de Supergirl, algunos lectores interpretaron que perpetuaba estereotipos ofensivos sobre la comunidad LGBTQ+. La escena buscaba replicar la ingenuidad de los cómics de hace medio siglo, pero al hacerlo, también puso de manifiesto cómo ciertas bromas que podrían haber funcionado en el pasado resultaban problemáticas en un contexto más moderno. La polémica radica en el enfoque del humor. Por un lado, algunos defendían que se trataba de una sátira de las historias descabelladas de aquella época. Por otro, había quienes señalaban que el uso de la kryptonita rosa reflejaba los prejuicios latentes en la industria del cómic y la sociedad de entonces. Pero también hay lectores que no entendieron siguiera que se trata de un chiste, afortunado o no, y realmente se indignaron por los efectos que la kryptonita rosa había introducido en la continuidad y se tomaron como una auténtica ofensa personal el cambio en su personaje favorito, aunque no fuera durante más de un par de viñetas. La kryptonita y la Edad de Plata: cuando todo valía Para entender el trasfondo de la kryptonita rosa, es necesario recordar cómo funcionaban los cómics de la Edad de Plata (1956-1970). En esos años, los guionistas se enfrentaban a una fuerte censura moral impulsada por el Comics Code Authority, que limitaba los temas que podían tratar. Esto dio lugar a historias disparatadas, cargadas de humor absurdo, en las que los superhéroes enfrentaban situaciones rocambolescas y definitivamente muy infantilizadas. Superman y el resto de héroes krytonianos de DC, en particular, fueron víctima de todo tipo de experimentos editoriales: kryptonita que lo hacía perder el control de sus poderes o que lo sometía a todo tipo de bizarras mutaciones. La kryptonita rosa es, en esencia, una parodia de ese espíritu. En 3D Juegos Olvídate de Black Mirror, El Joker obligó a Batman a protagonizar una película romántica con una cabra en los años 40 Lo interesante es que, mientras los cómics de aquella época buscaban entretener a un público joven, también reflejaban los estereotipos y los valores de la sociedad de su tiempo. La kryptonita rosa no habría desentonado en una historia de los años 60, pero al ser introducida décadas después, inevitablemente provocó reacciones distintas, porque los lectores ya no miraban esos temas con la misma ingenuidad. El imprescindible autor Alan Moore reflexiona sobre ello en su ensayo "Buster Brown en la barricadas", sobre este exceso caricaturesco y las motivaciones políticas reales tras ellas. Moore señala cómo "en sus primeras aventuras, con una concepción admirablemente extensa de lo que constituía el bando criminal, un Hombre del Mañana espléndidamente igualitario golpeaba a los esquiroles y usaba su superfuerza para arrojar hacia el horizonte a los terratenientes sin escrúpulos que exprimían los barrios bajos". Una postura intolerabl
Lo que no le haya pasado a Superman... Que si se queda sin poderes, que si le aparece un doble maligno, que si su barba crece de forma descontrolada o si su cabeza se convierte en la de una hormiga. Todo por culpa de la kryptonita, ese mineral alienígena que puede arruinarle el día a¡ cualquier Hombre de Acero. Las historias de los cómics de Superman han explorado ideas disparatadas durante décadas, especialmente durante los años 50 y 60, en la llamada Edad de Plata de los cómics, una época en la que los fans no se tomaban todo tan en serio como ahora. De ahí surgió hace 20 años la kryptonita rosa, una curiosa variante que tuvo un único propósito: hacer que Superman sea gay. El problema es que, incluso hoy, hay quien no entiende el chiste.
El origen de la kryptonita rosa: una broma editorial
La kryptonita rosa hizo su debut en 2003, dentro de una historia publicada en Supergirl número 79, a cargo del guionista Peter Davidy el dibujante Ed Benes. Este número, el último de esa etapa, jugaba con la nostalgia de los lectores, emulando las tramas absurdas y exageradas de los cómics de la Edad de Plata. En ese contexto, la kryptonita rosa aparece como un guiño humorístico, más propio de un gag que de un elemento narrativo serio. La premisa era simple: exponer a Superman a esta variante del mineral le hacía comportarse como un estereotipo de hombre homosexual, incluyendo comentarios sobre la moda y halagos al atuendo de Jimmy Olsen. Aunque el tono era abiertamente cómico, la broma no fue del gusto de todos y pronto se convirtió en un tema polémico que ha día de hoy sigue coleando.
¿Demasiado atrevido o simplemente absurdo?
La kryptonita rosa es recordada principalmente por los efectos que tuvo en Superman durante esa única aparición. Aunque solo se usó como un chiste dentro del contexto cómico que durante aquellos años tenía la serie de Supergirl, algunos lectores interpretaron que perpetuaba estereotipos ofensivos sobre la comunidad LGBTQ+. La escena buscaba replicar la ingenuidad de los cómics de hace medio siglo, pero al hacerlo, también puso de manifiesto cómo ciertas bromas que podrían haber funcionado en el pasado resultaban problemáticas en un contexto más moderno.
La polémica radica en el enfoque del humor. Por un lado, algunos defendían que se trataba de una sátira de las historias descabelladas de aquella época. Por otro, había quienes señalaban que el uso de la kryptonita rosa reflejaba los prejuicios latentes en la industria del cómic y la sociedad de entonces. Pero también hay lectores que no entendieron siguiera que se trata de un chiste, afortunado o no, y realmente se indignaron por los efectos que la kryptonita rosa había introducido en la continuidad y se tomaron como una auténtica ofensa personal el cambio en su personaje favorito, aunque no fuera durante más de un par de viñetas.
La kryptonita y la Edad de Plata: cuando todo valía
Para entender el trasfondo de la kryptonita rosa, es necesario recordar cómo funcionaban los cómics de la Edad de Plata (1956-1970). En esos años, los guionistas se enfrentaban a una fuerte censura moral impulsada por el Comics Code Authority, que limitaba los temas que podían tratar. Esto dio lugar a historias disparatadas, cargadas de humor absurdo, en las que los superhéroes enfrentaban situaciones rocambolescas y definitivamente muy infantilizadas. Superman y el resto de héroes krytonianos de DC, en particular, fueron víctima de todo tipo de experimentos editoriales: kryptonita que lo hacía perder el control de sus poderes o que lo sometía a todo tipo de bizarras mutaciones. La kryptonita rosa es, en esencia, una parodia de ese espíritu.
Lo interesante es que, mientras los cómics de aquella época buscaban entretener a un público joven, también reflejaban los estereotipos y los valores de la sociedad de su tiempo. La kryptonita rosa no habría desentonado en una historia de los años 60, pero al ser introducida décadas después, inevitablemente provocó reacciones distintas, porque los lectores ya no miraban esos temas con la misma ingenuidad.
El imprescindible autor Alan Moore reflexiona sobre ello en su ensayo "Buster Brown en la barricadas", sobre este exceso caricaturesco y las motivaciones políticas reales tras ellas. Moore señala cómo "en sus primeras aventuras, con una concepción admirablemente extensa de lo que constituía el bando criminal, un Hombre del Mañana espléndidamente igualitario golpeaba a los esquiroles y usaba su superfuerza para arrojar hacia el horizonte a los terratenientes sin escrúpulos que exprimían los barrios bajos". Una postura intolerable en los Estados Unidos de la Guerra Fría.
De ahí que la censura, escudada en la idea de la perniciosa influencia que los cómics tenían sobre la mente de los menores de edad, obligara a una dulcificación general de los temas a tratar en los cómics. Superman sufrió un cambio de imagen moral y político para convertirse en un bastión de autoridad, cuidadosamente extirpado de cualquier actitud espinosa o inconformista, y a la hora de la verdad, es un recurso narrativo tan anecdótico en la que los creadores podían contar cualquier tipo de historia, por ridícula que fuera, mientras no se desviaran de la norma ni trascendieran las fronteras de lo moralmente admisible para el estadounidense medio de aquellos años. Aunque si le damos una segunda lectura a algunas de estas tramas podremos ver que algunos autores decían mucho más de lo que parecía a simple vista, con una sutileza intelectual que se le pasó por algo a la censura de la época.
Esto provocó todo tipo de situaciones cómicas, como la historia de del número 101 de Superboy (1962), en la que Krypto, el superperro de Superboy, se enfrenta a unos secuestradores de perros que intentan engañarlo para que robe un banco, pero todo se complica cuando entra en contacto con Kryptonita Roja, lo que le transforma en una perra, le hace dar a luz cachorros, y luego vuelve a ser un perro al desaparecer los efectos temporales de la Kryptonita. O cuando Superman, y su primera Supergirl, profundamente enamorados deciden no seguir adelante con su relación porque eso supondría un tremendo escándalo. Bueno, en realidad lo decide Superman porque a Supergirl nadie le preguntó su opinión.
Una reinterpretación moderna de la kryptonita rosa
En 2017, la serie animada Justice League Action recuperó la kryptonita rosa en un episodio titulado "True Colors". Sin embargo, en lugar de repetir la broma original, los guionistas decidieron reinterpretar sus efectos de una manera más inclusiva. En esta ocasión, la exposición a la kryptonita rosa no afectaba la orientación sexual de Superman, sino que lo transformaba físicamente en Superwoman. Este cambio permitió a la "Mujer de Acero" mantenerse en combate contra Metallo hasta que Firestorm pudo solucionar el problema.
La decisión de cambiar los efectos de la kryptonita rosa fue bien recibida por los fans, ya que evitaba perpetuar ciertos estereotipos y, al mismo tiempo, ofrecía un homenaje respetuoso a las historias absurdas de la Edad de Plata. Este episodio marcó la última aparición de la kryptonita rosa en cualquier medio hasta la fecha.
La kryptonita rosa es un ejemplo perfecto de cómo los cómics han evolucionado para adaptarse a los cambios sociales y culturales. Lo que en los años 50 habría sido una historia más dentro de un catálogo lleno de ideas extravagantes, se convirtió en un símbolo de los retos a los que se enfrentan los cómics modernos al abordar temas sensibles. Paradójicamente, los lectores también han cambiado y hay un numeroso grupo de aficionados que se toma realmente en serio este tipo de historias: si bien la broma original pretendía ser inofensiva, también puso de manifiesto las limitaciones de los clichés y los estereotipos en la narrativa, al menos, en los tebeos de Superman.
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La kryptonita rosa es una broma de hace 20 años pero hay quien todavía no ha pillado el chiste de un Superman gay
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3DJuegos
por
Chema Mansilla
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