La teoría del carrito es la mejor forma para descubrir si eres una buena o una mala persona, y también mi meme favorito de la historia de internet
Que internet ha dado paso a debates interesantísimos es algo innegable a estas alturas de la película. Incluso en los pozos más oscuros de la red, hay hueco para cruzarte con algo capaz de hacerte pensar hasta donde no creías posible y desde una perspectiva que no te habías planteado jamás. La teoría del carrito es, de lejos, mi ejemplo favorito de la filosofía nacida de la red. Nacida allá por 2020 en 4chan, el mensaje no tardó en hacerse viral y en convertirse en meme. Es un dilema moral, sí, pero también una broma tan simple como efectiva capaz de elevar la conversación hasta una zona completamente enajenada capaz de separar a los buenos de los malos con algo tan simple como un carrito de la compra. La teoría del carrito de la compra Para que entendáis por dónde van los tiros, este sería un extracto de lo que se publicó entonces, generando miles de copias a través de redes sociales y un sinfín de vídeos sobre la idea que, en algunos casos, incluso han creado tendencias en canales destinados a perseguir a aquellos que no recogen su carrito para preguntarles por qué lo hacen. Ahí va la famosa teoría del carrito de la compra, por si aún no os habíais topado con ella. El carrito de la compra es la prueba definitiva para saber si una persona es capaz de autogobernarse. Devolver el carrito de la compra es una tarea fácil y necesaria que todos reconocemos como correcta y apropiada. Devolver el carrito de la compra es objetivamente lo correcto. No hay situaciones, salvo emergencias graves, en las que una persona no pueda devolver su carrito. Al mismo tiempo, no es ilegal abandonar tu carrito de la compra. Por lo tanto, el carrito de la compra se presenta como el ejemplo perfecto de si una persona hará lo correcto sin ser obligada a hacerlo. Nadie te castigará por no devolver el carrito de la compra, nadie te multará ni te matará por no devolver el carrito de la compra, no ganas nada devolviendo el carrito de la compra. Debes devolver el carrito de compra utilizando la bondad de tu corazón. Debes devolver el carrito de la compra porque es lo correcto. Porque es correcto hacerlo. Una persona que no puede hacer esto no es mejor que un animal, un salvaje absoluto que sólo puede ser obligado a hacer lo correcto amenazándolo con una ley y la fuerza que la respalda. El carrito de la compra es lo que determina si una persona es un buen o mal miembro de la sociedad. Uno de los memes más míticos de internet La teoría del carrito de la compra se convierte así en lo que se conoce como un litmus test, una prueba nacida en el seno de la química para averiguar si una solución es ácida o alcalina, que derivó en la idea de realizar preguntas muy específicas que puedan definir de qué pie cojea una persona a la hora de tomar una decisión. En este caso, saber si dejas el carrito en su sitio o no admite pocas variables, así que es una buena forma de analizar tu comportamiento. Lo más interesante de la teoría es que, pese a haber nacido como meme, su popularidad lo catapultó hasta los estudios académicos, con artículos en revistas prestigiosas como Scientific American que quiso abordar las variables capaces de echar por tierra el fenómeno como ejemplo de litmus test y, de paso, intentar descubrir por qué alguien no haría algo tan aparentemente simple y correcto como devolverlo a su sitio. Entre las variables mostradas que dejaban esa diferenciación en una escala de grises estaban ejemplos como la situación meteorológica de ese momento, alguna discapacidad, la lejanía desde la posición del vehículo hasta la zona para dejar el carrito, e incluso el miedo a dejar a los hijos sin vigilancia durante el trayecto. En 3D Juegos La Generación Z cree que su vida es más difícil y cara que la que vivieron los Boomers y los Millenials. Esto es lo que dicen los números Otro de los estudios interesantes al respecto se apoyaba en cómo el entorno nos afecta a la hora de tomar ciertas decisiones. En supermercados donde la limpieza y el orden se pueda apreciar a simple vista, la gente tiende a seguir esa máxima y dejar el carrito en su sitio. En otros donde puede observarse mucho desorden, en cambio, es más común ver carritos que se han dejado abandonados a su suerte a la espera de que alguien más los recoja. En cualquier caso, lo que me resulta fascinante de la teoría del carrito no es sólo el hecho de que sea capaz de separarnos en grupos sociales tan marcados con algo tan aparentemente simple, sino la idea de que, en lo más profundo de la red, siempre hay la posibilidad de encontrar alguna marcianada que pase a convertirse en una parte importante de internet. Imagen | Hanson Lu, David Suarez, Viktor Paris En 3DJuegos | Llevamos 620 años intentando descifrar un libro que parece incomprensible. Gracias a la ciencia computacional hemos encontrado la primera pista En 3DJuegos | Si tu ju
Que internet ha dado paso a debates interesantísimos es algo innegable a estas alturas de la película. Incluso en los pozos más oscuros de la red, hay hueco para cruzarte con algo capaz de hacerte pensar hasta donde no creías posible y desde una perspectiva que no te habías planteado jamás. La teoría del carrito es, de lejos, mi ejemplo favorito de la filosofía nacida de la red.
Nacida allá por 2020 en 4chan, el mensaje no tardó en hacerse viral y en convertirse en meme. Es un dilema moral, sí, pero también una broma tan simple como efectiva capaz de elevar la conversación hasta una zona completamente enajenada capaz de separar a los buenos de los malos con algo tan simple como un carrito de la compra.
La teoría del carrito de la compra
Para que entendáis por dónde van los tiros, este sería un extracto de lo que se publicó entonces, generando miles de copias a través de redes sociales y un sinfín de vídeos sobre la idea que, en algunos casos, incluso han creado tendencias en canales destinados a perseguir a aquellos que no recogen su carrito para preguntarles por qué lo hacen. Ahí va la famosa teoría del carrito de la compra, por si aún no os habíais topado con ella.
El carrito de la compra es la prueba definitiva para saber si una persona es capaz de autogobernarse. Devolver el carrito de la compra es una tarea fácil y necesaria que todos reconocemos como correcta y apropiada. Devolver el carrito de la compra es objetivamente lo correcto. No hay situaciones, salvo emergencias graves, en las que una persona no pueda devolver su carrito. Al mismo tiempo, no es ilegal abandonar tu carrito de la compra.
Por lo tanto, el carrito de la compra se presenta como el ejemplo perfecto de si una persona hará lo correcto sin ser obligada a hacerlo. Nadie te castigará por no devolver el carrito de la compra, nadie te multará ni te matará por no devolver el carrito de la compra, no ganas nada devolviendo el carrito de la compra. Debes devolver el carrito de compra utilizando la bondad de tu corazón. Debes devolver el carrito de la compra porque es lo correcto. Porque es correcto hacerlo.
Una persona que no puede hacer esto no es mejor que un animal, un salvaje absoluto que sólo puede ser obligado a hacer lo correcto amenazándolo con una ley y la fuerza que la respalda. El carrito de la compra es lo que determina si una persona es un buen o mal miembro de la sociedad.
Uno de los memes más míticos de internet
La teoría del carrito de la compra se convierte así en lo que se conoce como un litmus test, una prueba nacida en el seno de la química para averiguar si una solución es ácida o alcalina, que derivó en la idea de realizar preguntas muy específicas que puedan definir de qué pie cojea una persona a la hora de tomar una decisión. En este caso, saber si dejas el carrito en su sitio o no admite pocas variables, así que es una buena forma de analizar tu comportamiento.
Lo más interesante de la teoría es que, pese a haber nacido como meme, su popularidad lo catapultó hasta los estudios académicos, con artículos en revistas prestigiosas como Scientific American que quiso abordar las variables capaces de echar por tierra el fenómeno como ejemplo de litmus test y, de paso, intentar descubrir por qué alguien no haría algo tan aparentemente simple y correcto como devolverlo a su sitio.
Entre las variables mostradas que dejaban esa diferenciación en una escala de grises estaban ejemplos como la situación meteorológica de ese momento, alguna discapacidad, la lejanía desde la posición del vehículo hasta la zona para dejar el carrito, e incluso el miedo a dejar a los hijos sin vigilancia durante el trayecto.
Otro de los estudios interesantes al respecto se apoyaba en cómo el entorno nos afecta a la hora de tomar ciertas decisiones. En supermercados donde la limpieza y el orden se pueda apreciar a simple vista, la gente tiende a seguir esa máxima y dejar el carrito en su sitio. En otros donde puede observarse mucho desorden, en cambio, es más común ver carritos que se han dejado abandonados a su suerte a la espera de que alguien más los recoja.
En cualquier caso, lo que me resulta fascinante de la teoría del carrito no es sólo el hecho de que sea capaz de separarnos en grupos sociales tan marcados con algo tan aparentemente simple, sino la idea de que, en lo más profundo de la red, siempre hay la posibilidad de encontrar alguna marcianada que pase a convertirse en una parte importante de internet.
Imagen | Hanson Lu, David Suarez, Viktor Paris
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La teoría del carrito es la mejor forma para descubrir si eres una buena o una mala persona, y también mi meme favorito de la historia de internet
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3DJuegos
por
Rubén Márquez
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