Los tanques voladores existieron, aunque eran una idea tan mala que hoy en día parece una obra de fantasía

Durante la Segunda Guerra Mundial, el transporte de tanques al campo de batalla representaba un desafío logístico considerable. La Unión Soviética decidió abordar este problema de forma radical: desarrollaron el Antonov A-40 Krylya Tanka, un peculiar híbrido entre tanque y planeador que pretendía revolucionar el despliegue de vehículos blindados en el frente.Como detalla IFLScience, el diseñador Oleg Antonov fue el cerebro detrás de esta extraordinaria invención. Su concepto era engañosamente simple: acoplar alas de biplano y una cola larga a un tanque ligero, que sería remolcado por un bombardero más grande hasta alcanzar la altura necesaria para planear hacia su objetivo.Un experimento fallido que rozaba lo fantásticoEste proyecto no fue un caso aislado en la historia de los vehículos blindados experimentales. Los tanques han protagonizado algunos de los diseños más extravagantes, aunque pocos tan peculiares como el A-40. Para hacer viable el vuelo, tuvieron que eliminar la munición y reducir el combustible al mínimo, lo que comprometía seriamente su utilidad en combate.El primer y único vuelo de prueba tuvo lugar en 1942, con el piloto Sergei Anokhin al mando. Un bombardero Tupolev TB-3 intentó remolcar el tanque alado, pero la resistencia aerodinámica resultó excesiva. A pesar de que Anokhin logró aterrizar el vehículo y conducirlo de vuelta a la base, el experimento demostró que la idea era impracticable.La Unión Soviética no fue la única potencia que exploró este concepto. Tanto Japón como Reino Unido desarrollaron sus propias versiones de tanques voladores, pero se encontraron con obstáculos similares. La aerodinámica de un vehículo blindado simplemente no es compatible con el vuelo eficiente, lo que llevó al abandono de estos proyectos.Esta peculiar historia forma parte de una larga tradición de innovación militar soviética que continúa hasta nuestros días. Rusia sigue desarrollando versiones modernizadas de sus tanques históricos, aunque afortunadamente ha abandonado la idea de hacerlos volar.Antes del A-40, los soviéticos habían experimentado con otros métodos para transportar tanques por aire, como sujetarlos bajo bombarderos o lanzarlos en paracaídas. Estas técnicas resultaban igualmente problemáticas: los tanques eran demasiado pesados para los aviones disponibles y el lanzamiento en paracaídas dejaba a los vehículos vulnerables antes de que sus tripulaciones pudieran alcanzarlos.El artículo Los tanques voladores existieron, aunque eran una idea tan mala que hoy en día parece una obra de fantasía fue publicado originalmente en Andro4all.

Dec 7, 2024 - 15:13
Los tanques voladores existieron, aunque eran una idea tan mala que hoy en día parece una obra de fantasía

Durante la Segunda Guerra Mundial, el transporte de tanques al campo de batalla representaba un desafío logístico considerable. La Unión Soviética decidió abordar este problema de forma radical: desarrollaron el Antonov A-40 Krylya Tanka, un peculiar híbrido entre tanque y planeador que pretendía revolucionar el despliegue de vehículos blindados en el frente.

Como detalla IFLScience, el diseñador Oleg Antonov fue el cerebro detrás de esta extraordinaria invención. Su concepto era engañosamente simple: acoplar alas de biplano y una cola larga a un tanque ligero, que sería remolcado por un bombardero más grande hasta alcanzar la altura necesaria para planear hacia su objetivo.

Un experimento fallido que rozaba lo fantástico

Este proyecto no fue un caso aislado en la historia de los vehículos blindados experimentales. Los tanques han protagonizado algunos de los diseños más extravagantes, aunque pocos tan peculiares como el A-40. Para hacer viable el vuelo, tuvieron que eliminar la munición y reducir el combustible al mínimo, lo que comprometía seriamente su utilidad en combate.

El primer y único vuelo de prueba tuvo lugar en 1942, con el piloto Sergei Anokhin al mando. Un bombardero Tupolev TB-3 intentó remolcar el tanque alado, pero la resistencia aerodinámica resultó excesiva. A pesar de que Anokhin logró aterrizar el vehículo y conducirlo de vuelta a la base, el experimento demostró que la idea era impracticable.

La Unión Soviética no fue la única potencia que exploró este concepto. Tanto Japón como Reino Unido desarrollaron sus propias versiones de tanques voladores, pero se encontraron con obstáculos similares. La aerodinámica de un vehículo blindado simplemente no es compatible con el vuelo eficiente, lo que llevó al abandono de estos proyectos.

Esta peculiar historia forma parte de una larga tradición de innovación militar soviética que continúa hasta nuestros días. Rusia sigue desarrollando versiones modernizadas de sus tanques históricos, aunque afortunadamente ha abandonado la idea de hacerlos volar.

Antes del A-40, los soviéticos habían experimentado con otros métodos para transportar tanques por aire, como sujetarlos bajo bombarderos o lanzarlos en paracaídas. Estas técnicas resultaban igualmente problemáticas: los tanques eran demasiado pesados para los aviones disponibles y el lanzamiento en paracaídas dejaba a los vehículos vulnerables antes de que sus tripulaciones pudieran alcanzarlos.

El artículo Los tanques voladores existieron, aunque eran una idea tan mala que hoy en día parece una obra de fantasía fue publicado originalmente en Andro4all.

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