Ni dinero ni niños: este es el principal motivo de pelea en las relaciones de pareja según la psicología

Según explica el psicólogo Mark Travers, la respuesta no es la que imaginamos. No discutimos por el dinero, por los niños o por tirar la basura. Es “la forma en que las parejas hablan entre sí sobre esos temas lo que genera tensión”, explica. El tono que usamos en la comunicación, especialmente en las discusiones de pareja, tiene un impacto mucho mayor del que piensas. 

Marshall Rosenberg, autor de ‘Comunicación No Violenta’ asegura en su libro que el tono es parte del “mensaje implícito”, y puede convertir una petición en una exigencia, o un límite en una expresión de amor. “Un suspiro, un gesto de fastidio o un tono cortante en la voz transforman una simple pregunta como “¿Sacaste la basura?” en una acusación”, asegura Travers. Esto se debe a que cuando interpretamos un mensaje, la gran mayoría de información la recibimos de la comunicación no verbal, como nuestras expresiones faciales, el lenguaje corporal o el tono de voz. El cerebro, especialmente la amígdala que es algo así como nuestro centro emocional, reacciona más rápido al tono de voz que al contenido verbal. 

Según el psicólogo experto en emociones Paul Ekman, las señales paralingüísticas como el tono, el ritmo o el volumen de nuestra voz, activan respuestas emocionales automáticas que se producen antes del procesamiento racional del lenguaje. Es decir, no escuchamos lo que realmente dice la otra persona sino más bien cómo lo dice. Un tono inadecuado puede activar la respuesta de defensa o huida de la persona que tenemos enfrente, haciendo que se cierre o se ponga a la defensiva.

“A menudo no recordamos las palabras exactas que se dijeron en una pelea. Pero sí recordamos cómo sonaba nuestra pareja y cómo nos hizo sentir”, explica Travers. Tal y como explicaba el psicólogo de parejas más famoso del mundo, John Gottman, el tono determina el “clima emocional” de la relación. Descubrió que el patrón de comunicación y no el tema que se discute, predice el éxito o fracaso de una pareja con más de un 90% de precisión, y los tres primeros minutos de una interacción, especialmente el tono de inicio, son suficientes para saber si la discusión terminará de una forma constructiva o destructiva.

A todo esto hay que sumarle que el tono no solo comunica, sino que revela emociones que no se están expresando abiertamente. Por ejemplo, una voz cortante podría indicar enfado o frustración, un tono apagado indiferencia y un tono suave y calmado, que estamos dispuestos a dialogar. El problema es que nuestra pareja puede no percibir ese estado emocional porque no se lo comunicamos de forma explícita, y que nuestro tono desemboque en una discusión mucho mayor. 

 Cómo salir de la “trampa del tono”

Travers tiene el remedio para evitar que, cuando nos ocurra (todos somos humanos y podemos cometer este error) o identifiquemos cuando le ocurre a nuestra pareja, le pongamos solución. “Si notas que tu voz suena más áspera de lo que pretendes, haz una pausa”, aconseja. Podemos reconducir la situación con un sencillo “Lo siento, no quería que sonara tan brusco. Déjame decirlo de otra manera”. De esta forma no dejamos que la discusión escale. Es necesario ser sinceros y “reconocer nuestros errores en lugar de fingir que no pasó nada”, señalaba el psicólogo. “Estos pequeños ajustes demuestran a tu pareja que eres consciente de ti mismo y pueden evitar que una discusión se agrave”, añade.

Si es tu pareja la que se ha ido de tono, en lugar de imitar su estado y generar una espiral de reproches sobre cómo estáis discutiendo, necesitamos interrumpir el ciclo sin agravar la situación. Travers aconseja que sea sin acusaciones ni actitud defensiva, y podemos usar un “entiendo que estés frustrado, pero ¿podrías explicarlo de nuevo con un poco más de calma?”.

En el caso de ambos hayáis caído en lo que el experto denomina como “la trampa del tono”, que no es otra cosa que un intercambio reactivo en el que respondemos de la misma forma (o peor), “alguien tiene que ser lo suficientemente valiente como para pulsar el botón de reinicio”, afirma Travers. Puede ser con una broma interna, con un sencillo gesto de apretar la mano del otro con cariño o simplemente con un “cariño, empecemos de nuevo para solucionar esto”. El experto explica que aunque estos cambios no eliminan el desacuerdo, “sí suavizan el tono, permitiendo una conversación más productiva”. Y pensemos que somos un equipo y que los dos queremos solucionarlo, así que mejor hacerlo bien.

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La noticia Ni dinero ni niños: este es el principal motivo de pelea en las relaciones de pareja según la psicología fue publicada originalmente en Trendencias por Anabel Palomares .