Nuestro estilo de vida nos hace infelices. Según un experto en psicología positiva solo hay una solución posible: “O te obligas a parar o te para la vida”

Victor Küppers, Doctor en Humanidades y profesor en el IESE, es conocido mundialmente por ser uno de los conferenciantes españoles de más éxito en el mundo. Parece tenerlo todo pero lo que más vemos de él es su actitud. Sus charlas se enfocan en cómo la psicología positiva puede ser transformadora y hacernos un poco más felices. En el podcast ‘La Fórmula del Éxito’ de Uri Sabat, Küppers soltaba un potente mensaje: “Las cosas tienen que ser simples. Ser alegre no es una consecuencia, es una decisión. Cuando eres amable sientes una alegría auténtica. Tú eres el responsable de tu vida”.

Dice que hacemos responsables de nuestra felicidad y de nuestra vida a los demás, al entorno y a lo que nos rodea, olvidando que somos responsables de nuestra propia vida. “Yo soy muy optimista, pero hay cosas que dan miedo. Sin embargo, lo único que se puede hacer es pensar qué puedes hacer tú para que el mundo sea mejor”, explicaba. Puede que este mensaje tenga calado pero es necesario matizar algo aquí y es que nuestra felicidad sí depende de nuestro entorno, pero no exclusivamente de él. 

Tenemos cierta responsabilidad en nuestro bienestar, pero nuestras circunstancias tienen mucho que decir. Evidentemente cuando te cuesta llegar a final de mes es complicado ver las cosas desde un prisma de positividad y cuando van a desahuciarte, ver el lado “bueno” de la vida es casi imposible. Pero en muchos casos la infelicidad depende que sepamos mirar bien lo que nos rodea y encontrar esa alegría genuina de la habla Küppers en el podcast.

Para él la clave es algo tan sencillo como parar. “La vida es acelerada, pero tú no tienes por qué ir acelerado”, explica y añade una recomendación: usar cinco o diez minutos para parar, para reflexionar, para ver tu vida desde fuera. “Para pensar en las cosas importantes de tu vida: cómo va con tu pareja, con tus amigos, qué estás haciendo bien…”. Fijarnos en lo positivo que nos rodea es mucho más beneficioso de lo que pueda parecer. Para ello, recomienda que empecemos un hábito diario: la escritura reflexiva.

Empezar un diario de gratitud en el que escribamos lo bueno de nuestro día, por ejemplo, nos permite enfocarnos en la parte más positiva de la vida (que existe y está aunque nos cueste verla en algunos momentos) y que el peso de la parte más negativa sea menor. Meta-análisis recientes muestran que ese ejercicio mejora diferentes indicadores de bienestar, reduce los síntomas de ansiedad y depresión. También reduce los pensamientos negativos y la rumiación, y hasta mejora la calidad de nuestro sueño.

La importancia de la escritura reflexiva

Aunque Küppers afirma no saber “qué tipo de conexión tiene la mano con el cerebro”, escribe a diario sus pensamientos y nos invita escribir “cómo te gustaría que te vieran tus hijos” y que te gustaría que dijeran ellos de ti al describirte. “Lo que estás escribiendo es tu ideal de persona. Ese es el ideal, el objetivo que tienes, tu propósito; hay que luchar por ser lo mejor que puedes llegar a ser. Hay que escribirlo; solo así puedes visualizarlo y acercarte”. Lo que él no puede explicarte sobre la conexión entre nuestros pensamientos, nuestra escritura y nuestro propósito, te la puedo explicar yo usando la ciencia. 

Empecemos por lo más simple: escribir nos ayuda a organizar nuestros pensamientos, es decir, nos da claridad cognitiva. Cuando ponemos en práctica la escritura expresiva y escribimos en papel lo que pensamos o lo que nos pasa, reorganizamos la experiencia emocional, reduciendo la rumiación. Es más, tiene efectos probados en la regulación emocional y por lo tanto, en nuestra salud mental. 

El ejercicio que Küppers propone es una forma de visualización del yo ideal, una técnica estudiada en la psicología motivacional que fortalece la motivación intrínseca especialmente cuando se asocia con valores significativos. Escribir ese “yo ideal” actúa como un mapa emocional que da claridad a lo que valoras y te permite poner el foco en aquello en lo que quieres convertirte. 

Por último, existe una relación entre propósito vital, resiliencia y bienestar emocional y según el psicólogo Viktor Frankl, tener un sentido vital claro es imprescindible si queremos ser felices. Escribir un propósito (nuestro yo ideal), activa ese sentido vital, mejora la autodirección y nos invita a enfocarnos en un objetivo. A nivel neuropsicológico escribir activa procesos motores, lingüísticos y emocionales que refuerzan nuestro recuerdo y consigue transformar pensamientos abstractos en algo tangible, lo que aumenta la sensación de control y compromiso. 

El problema es que lo hagamos cuando ya es tarde. “Muchas veces no nos damos cuenta hasta que es demasiado tarde. A veces, o te obligas tú a parar o te para la vida”, contaba Küppers señalando su propia experiencia y el accidente tras el que se dió cuenta de que pasar tiempo de calidad con su familia era lo que realmente lo que le hacía feliz. “Cada vez tengo más claro que cuanto más simple es tu vida, más fácil es todo”, aseguraba el experto. Y no le falta razón. De hecho hay evidencia que sugiere que una vida más simple (con menos consumismo, menos distracciones, menos cosas superficiales) se asocia con un mayor bienestar.

Es cierto que no solo sirve con querer estar bien para estarlo, pero también es cierto lo que dice Küppers de que tenemos que pararnos un poco más y mirar mejor nuestra vida. Puede que la felicidad lleve ahí mucho tiempo y aún no la hayas visto.

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Fotos | YouTube Uri Sabat, micheile henderson en Unsplash

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