Running por suscripción: así es como la circularidad ha llegado a las zapatillas
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La marca suiza On lanzó Cyclon hace unos años para promover el reciclaje del equipamiento deportivo, buscando consolidarse como bandera de sostenibilidad. Ellos advierten que “la equipación nunca será tuya porque te suscribes a ella, como haces con la música”. Con su modelo de suscripción pagas un importe al mes y te suscribes a una de sus zapatillas. Las usas, las desgastas y si quieres un nuevo par o cambiarlas por otro modelo, las devuelves y te mandan otras.
Cómo funciona y cuánto cuesta suscribirse a unas zapatillas
El programa incluye cinco productos: las Cloudneo, la Cyclon-T, las Cloudrise Cyclon y las Cloudeasy Cyclon. Todas en color blanco y no por estética: es más sencillo a la hora de reciclar y reduce el impacto al omitir el proceso de teñido, como explica la marca. Algunas, como las Cyclon-T, están fabricadas con “un 90% de materiales de origen biológico derivados de semillas de ricino”. Otras, como las Cloudneo, son en su mayor parte de origen biológico, pero un 90% reciclables.
Puedes intercambiar modelos de la marca para competición, running y uso diario al final de cada ciclo, y con un coste de 29,95 euros al mes. 359,40 euros al año. Unas zapatillas deportivas para entrenar o correr tienen precios que van de los 30 euros a los 300 euros las más caras en páginas como El Corte Inglés. La pregunta es cuántas veces al año cambias de zapatillas y de qué tipo compras para que te compense el coste de una zapatilla con respecto a una suscripción.
Para saber si está desgastada, ellos te piden que te fijes en que el patrón de la suela se vea plano, que tenga agujeros en la tela o que “tu perro se la haya comido”. Eso sí, solo puedes cambiar las zapatillas y solicitar unas nuevas pasados seis meses desde tu compra, “aunque siempre es mejor que lo sigas utilizando el mayor tiempo posible. Cuantas menos veces llevemos a cabo el proceso de reciclaje, mejor”, aseguran. Si cambiamos dos veces al año, cada una de nuestras zapatillas nos costaría con su suscripción 180 euros.
¿Es tan sostenible como parece?
Lo que propone On es un modelo circular sencillo en el que la base es no comprar las zapatillas, sino alquilarlas, usarlas y después, devolverlas, momento en que la marca las recicla por completo. Porque sí, el par de zapatillas que recibes está hecho con materiales reciclables pero, ¿es realmente sostenible como la marca lo vende?
Es cierto que este sistema es innovador y sobre todo cambia la relación que tenemos con los productos, pero que sea circular no implica por sí solo que sea sostenible. Aunque se reciclen los productos, si se incentiva cambiar mucho antes las zapatillas para recibir unas nuevas, es posible que el impacto medioambiental no sea tan positivo como parece, especialmente si ese aumento en el consumo se hace por la experiencia de recibir un par de zapatillas nuevas de forma periódica. Puede promover un consumo acelerado usando un discurso aparentemente sostenible.
Tal y como nos confirma entrenadora y experta en deporte Raquel Rodríguez, la duración de unas zapatillas se mide en kilómetros si no hay signos evidentes de desgaste. Cada par suelen durar entre 650 y 800 kilómetros. Para entrenar una maratón generalmente se suelen correr unos 50-60 kilómetros a la semana de media, entre todos los entrenamientos y en unas cuatro sesiones a la semana. "Si estamos entrenando para una maratón, unas zapatillas nos podrían durar unas 12 semanas aproximadamente si siempre usáramos las mismas, curiosamente, lo que suele durar un entrenamiento para maratón", pero insiste en que "se tienen al menos unas zapatillas para rodajes largos y otras para entrenamiento de series".
Aunque la marca insiste que no es necesario cambiar las zapatillas pasados los seis meses, dependen de la buena fe de sus suscriptores. Muchos de ellos puede que no lleguen a ese nivel de desgaste. Piensa en la cantidad de veces que corres a la semana. Evidentemente habrá quien las destroce de puro uso, pero habrá quien no tenga que cambiar de zapatillas ni una vez al año. ¿Pagarías 360 euros por solo unas zapatillas para correr en ese caso?
No puedo evitar que esta propuesta me genere sentimientos encontrados. Por un lado, a nivel de sostenibilidad usar unas zapatillas y reciclarlas al 100% es una idea fantástica. Por otro lado siento que la propuesta podría alimentar un capitalismo en el que lo único que importa es que lleves unas zapatillas a la última que no puedes permitirte si no es pagándolas a plazos. Decía la periodista Raquel Peláez en su libro ‘Quiero y no puedo: Una historia de los pijos de España’ que la emulación pecuniaria “es la que lleva a clases sociales inferiores a consumir para imitar a las clases superiores. [...] Es el combustible que alimenta lo aspiracional”. Y esto, no hace más que vestir de old money lo que en realidad es una desigualdad social.
Es cierto e incontestable que se trata de una propuesta diferente y que valora no solo otro modelo de negocio, sino producir un cambio en la mentalidad de los usuarios y asegurar que el reciclaje se produce y que se usan materiales en la fabricación mucho menos contaminantes. Aplaudimos la propuesta y ojalá consiga lo más importante: cambiar nuestra mentalidad de consumo y alejarnos de ese capitalismo que nos come por dentro.
Fotos | On
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La noticia
Running por suscripción: así es como la circularidad ha llegado a las zapatillas
fue publicada originalmente en
Trendencias
por
Anabel Palomares
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