Xbox está cambiando demasiado lento

Lo reconozco, estoy escribiendo este texto desde la más absoluta frustración. Esta semana se me ocurrió la gran locura definitiva: comprar una Xbox Series S en el centro de Madrid. En pleno kilómetro 0, donde coinciden en pocos metros gigantes del retail como El Corte Inglés, Fnac y Game, pensé que sería una compra sencilla. Jamás me imaginé que me encontraría con lo que finalmente me encontré.Primero fui a Fnac. Ya me olía lo peor nada más llegar: ¿dónde estaba Xbox? Simplemente, no estaba. En el centro de la zona gaming, había cajas vacías y destartaladas de PlayStation 5 y Nintendo Switch, pero ni rastro del color verde. Sin perder la esperanza, y pensando que tal vez se trataba de una cuestión de espacio y que quizás en el almacén tuvieran alguna unidad, le pregunté a la amable dependienta. Ella me confirmó mis peores temores: 'No hay ninguna Xbox en stock, pero es que el sistema tampoco me deja pedirla'. Incrédulo, revisé la tienda online de Fnac, que no hizo más que reafirmar lo que ya me habían dicho: no es posible comprar una consola Xbox en Fnac. En el momento de escribir este texto , sin indicar cuando será la entrega.Estaba en la Plaza de Callao y no me preocupaba. En El Corte Inglés, el cliente siempre tiene la razón, así que estaba seguro de que allí la encontraría. Qué equivocado estaba. Tras deambular unos minutos por un centro en reformas, finalmente llegué a los pocos metros cuadrados dedicados a videojuegos: tres pequeños lineales en una esquina, donde varias parejas, deseosas de comprar algo de Nintendo, se apelotonaban. Esperé pacientemente a que fueran atendidas, mientras observaba el espacio. El área asignada a Xbox era realmente pequeña y apenas contenía algunos juegos. No había rastro de consolas, y los mandos más vendidos para PC, los de Xbox, yacían al pie de la estantería, junto a unas pocas referencias de títulos.Pacientemente, esperé hasta que el responsable me preguntó qué buscaba. Su respuesta ya no me sorprendió: “No la tenemos, pero si te la pido, en una semana la tienes aquí”. No era una solución válida; estaba de paso y necesitaba comprarla ese mismo día. Como el adolescente que quiere jugar al próximo Call of Duty que se estrenará en Game Pass. No esperará una semana; se comprará una PlayStation 5.Pensé que este recado quedaría solucionado en mi primera incursión en Fnac. Como última alternativa, decidí acercarme andando a Game. Nada más entrar, vi un rayo de luz. En la estantería había cajas vacías de la Xbox Series S, en blanco y en negro, con sus respectivos precios. Como es habitual, el espacio dedicado a Xbox era muy reducido, pero al menos quedaba claro que el sector de consolas no estaba dominado solo por Nintendo y PlayStation: Xbox también estaba presente. La ilusión duró poco. Me acerqué al mostrador y un encantador dependiente, con Navi dibujada en su placa, lo que dejaba claro su buen gusto y filiación a Nintendo, me preguntó qué deseaba. Le dije que quería una Series S blanca, a lo que respondió preguntando si la quería de primera o segunda mano. Le contesté que la quería nueva, y su respuesta fue muy esclarecedora: “Uff”. Me dijo que creía que no les quedaba, pero que tenía que mirar en el almacén. Las Xbox debían de estar al fondo, en Mordor. Tras cinco minutos de espera, apareció con una Series S blanca y una sonrisa en la cara, satisfecho de haber encontrado una joya que pensaba que no iba a encontrar.A pesar de que finalmente hemos encontrado una Xbox y ya está en manos de nuestro compañero Víctor García para analizar EA SPORTS FC 25 (la nueva entrega del antiguo FIFA), no puedo negar que me haya quedado un muy mal sabor de boca. Quienes me conocen saben que, aunque mi niño interior amante de Nintendo me perdone, cuando pienso en una consola para jugar a los últimos AAA, pienso primero en Xbox. Mi historia con Xbox comenzó con la 360, gracias a su precio reducido y al buen rendimiento que ofrecía, pese a tener un hardware más limitado que su competidora de la época.Hoy en día, la familiaridad del Game Pass y el amplio catálogo digital que he acumulado a lo largo de muchos años de Live Gold y compras digitales compartidas con Luis (mi compañero de Xbox), siguen haciendo de Xbox la plataforma donde termino comprando los bombazos de Ubisoft, EA, Capcom, Bandai o SEGA. Me encantaría añadir a Square Enix a esa lista, pero para eso tengo la PlayStation 5. Y es por eso por lo que ver cómo la desaparición de Xbox en los puntos de venta no ayuda en nada a su futuro. Esto me lleva a una pregunta inevitable: ¿cuál es el futuro de Xbox?La guerra de consolas no deja de ser una épica en torno a la competencia y la afinidad de los consumidores. Sin embargo, está claro que la industria de los videojuegos es muy lucrativa. Cada año, se mueven miles de millones de dólares, y se espera que en apenas tres años los ingresos superen los 500.000 millones. Actualmente, la competencia está dominada por Sony, Nintendo, Microsoft Gaming y otros actores que no deberíamos ignorar.En

Sep 22, 2024 - 00:44
Xbox está cambiando demasiado lento

Lo reconozco, estoy escribiendo este texto desde la más absoluta frustración. Esta semana se me ocurrió la gran locura definitiva: comprar una Xbox Series S en el centro de Madrid. En pleno kilómetro 0, donde coinciden en pocos metros gigantes del retail como El Corte Inglés, Fnac y Game, pensé que sería una compra sencilla. Jamás me imaginé que me encontraría con lo que finalmente me encontré.

Primero fui a Fnac. Ya me olía lo peor nada más llegar: ¿dónde estaba Xbox? Simplemente, no estaba. En el centro de la zona gaming, había cajas vacías y destartaladas de PlayStation 5 y Nintendo Switch, pero ni rastro del color verde. Sin perder la esperanza, y pensando que tal vez se trataba de una cuestión de espacio y que quizás en el almacén tuvieran alguna unidad, le pregunté a la amable dependienta. Ella me confirmó mis peores temores: 'No hay ninguna Xbox en stock, pero es que el sistema tampoco me deja pedirla'. Incrédulo, revisé la tienda online de Fnac, que no hizo más que reafirmar lo que ya me habían dicho: no es posible comprar una consola Xbox en Fnac. En el momento de escribir este texto , sin indicar cuando será la entrega.

Estaba en la Plaza de Callao y no me preocupaba. En El Corte Inglés, el cliente siempre tiene la razón, así que estaba seguro de que allí la encontraría. Qué equivocado estaba. Tras deambular unos minutos por un centro en reformas, finalmente llegué a los pocos metros cuadrados dedicados a videojuegos: tres pequeños lineales en una esquina, donde varias parejas, deseosas de comprar algo de Nintendo, se apelotonaban. Esperé pacientemente a que fueran atendidas, mientras observaba el espacio. El área asignada a Xbox era realmente pequeña y apenas contenía algunos juegos. No había rastro de consolas, y los mandos más vendidos para PC, los de Xbox, yacían al pie de la estantería, junto a unas pocas referencias de títulos.

Pacientemente, esperé hasta que el responsable me preguntó qué buscaba. Su respuesta ya no me sorprendió: “No la tenemos, pero si te la pido, en una semana la tienes aquí”. No era una solución válida; estaba de paso y necesitaba comprarla ese mismo día. Como el adolescente que quiere jugar al próximo Call of Duty que se estrenará en Game Pass. No esperará una semana; se comprará una PlayStation 5.

Pensé que este recado quedaría solucionado en mi primera incursión en Fnac. Como última alternativa, decidí acercarme andando a Game. Nada más entrar, vi un rayo de luz. En la estantería había cajas vacías de la Xbox Series S, en blanco y en negro, con sus respectivos precios. Como es habitual, el espacio dedicado a Xbox era muy reducido, pero al menos quedaba claro que el sector de consolas no estaba dominado solo por Nintendo y PlayStation: Xbox también estaba presente. La ilusión duró poco. Me acerqué al mostrador y un encantador dependiente, con Navi dibujada en su placa, lo que dejaba claro su buen gusto y filiación a Nintendo, me preguntó qué deseaba. Le dije que quería una Series S blanca, a lo que respondió preguntando si la quería de primera o segunda mano. Le contesté que la quería nueva, y su respuesta fue muy esclarecedora: “Uff”. Me dijo que creía que no les quedaba, pero que tenía que mirar en el almacén. Las Xbox debían de estar al fondo, en Mordor. Tras cinco minutos de espera, apareció con una Series S blanca y una sonrisa en la cara, satisfecho de haber encontrado una joya que pensaba que no iba a encontrar.

A pesar de que finalmente hemos encontrado una Xbox y ya está en manos de nuestro compañero Víctor García para analizar EA SPORTS FC 25 (la nueva entrega del antiguo FIFA), no puedo negar que me haya quedado un muy mal sabor de boca. Quienes me conocen saben que, aunque mi niño interior amante de Nintendo me perdone, cuando pienso en una consola para jugar a los últimos AAA, pienso primero en Xbox. Mi historia con Xbox comenzó con la 360, gracias a su precio reducido y al buen rendimiento que ofrecía, pese a tener un hardware más limitado que su competidora de la época.

Hoy en día, la familiaridad del Game Pass y el amplio catálogo digital que he acumulado a lo largo de muchos años de Live Gold y compras digitales compartidas con Luis (mi compañero de Xbox), siguen haciendo de Xbox la plataforma donde termino comprando los bombazos de Ubisoft, EA, Capcom, Bandai o SEGA. Me encantaría añadir a Square Enix a esa lista, pero para eso tengo la PlayStation 5. Y es por eso por lo que ver cómo la desaparición de Xbox en los puntos de venta no ayuda en nada a su futuro. Esto me lleva a una pregunta inevitable: ¿cuál es el futuro de Xbox?

La guerra de consolas no deja de ser una épica en torno a la competencia y la afinidad de los consumidores. Sin embargo, está claro que la industria de los videojuegos es muy lucrativa. Cada año, se mueven miles de millones de dólares, y se espera que en apenas tres años los ingresos superen los 500.000 millones. Actualmente, la competencia está dominada por Sony, Nintendo, Microsoft Gaming y otros actores que no deberíamos ignorar.

Entre los nuevos competidores está Apple, con sus múltiples productos enfocados al gaming: Apple Arcade, App Store, Apple TV y el enfoque en videojuegos en dispositivos como el Mac, iPad o iPhone. También veremos qué tiene que ofrecer con Apple Vision. Pero no es el único. El eterno olvidado en los medios especializados es el PC, al que muchas veces tratamos como un actor de segunda categoría, quizá porque su fragmentación lo hace menos atractivo.

En este entorno competitivo, Xbox está intentando encontrar su lugar, y cada vez tengo más clara su diferenciación con respecto a sus competidores. Mientras que Nintendo se enfoca en la diversión, con juegos de alta calidad y muy pulidos, y franquicias muy queridas que logran un nivel de engagement altísimo con su marca, es quizá el actor con más brand lovers. Haremos cola para comprar la sucesora de la Nintendo Switch, y la próxima edición de Mario Kart será el juego más vendido. Ni tú ni yo tenemos ninguna duda.

Por su parte, PlayStation está centrada en ser el estándar del gaming, la consola que todo el mundo quiere tener para jugar a lo más nuevo. La nueva PlayStation 5 Pro se dirige a un público más premium, que Sony ha descubierto en esta generación y al que puede exprimir hasta el último euro. No veo colas para comprar el pack del 30 aniversario, pero venderán todo. La nostalgia vende; ellos lo saben y se aprovechan de ello. Yo mismo caeré con un DualSense, seguro.

Sea como sea, el negocio de PlayStation es de escala: cuantas más PlayStation 5 vendan, más EA Sports FC 25 venderán, más Call of Duty se jugará, y más microtransacciones generarán en Fortnite y Genshin Impact. No tengas dudas de que por cada euro que te gastes en la PlayStation Store (o en una tienda física), Sony cobrará su parte. No es una crítica específica a PlayStation; lo mismo ocurre con Xbox, Nintendo, Apple, Steam o Epic Games. Pero si lideras el hardware con un ecosistema cerrado, eres el que más gana.

Entonces, ¿dónde se sitúa Xbox? En Xbox se están produciendo cambios profundos, y están surgiendo nuevos liderazgos. El perfil que hace Bloomberg de Sarah Bond es bastante esclarecedor: Sarah se ganó su puesto como presidenta de Xbox gracias al éxito que tuvo reconduciendo la compra de Activision. Personalmente, decidió afrontar esta situación y, en apenas unas semanas, consiguió revertir el rechazo de la CMA, lo que consolidó su posición al frente de Xbox. Pero Microsoft Gaming va más allá. En la estructura actual, Phil Spencer es el director ejecutivo (CEO) de Microsoft Gaming, y bajo esta división dependen las últimas adquisiciones de la compañía. Orgánicamente, Xbox, Bethesda y Activision están al mismo nivel, lo cual nos da una señal clara: Activision es tan importante como el hardware de Xbox, y no van a poner en riesgo el margen operativo de Activision por un supuesto beneficio en el negocio de Xbox, especialmente en lo relacionado con el hardware y el ecosistema.

Por eso, mi apuesta es que, mientras PlayStation quiere ser la consola en la que se juega a todos los juegos, la estrategia de Xbox es enfocarse en el contenido: tener todos los juegos, y que puedan jugarse en todas las plataformas. Este año, hemos visto varias noticias donde el contenido propiedad de Xbox ha liderado los rankings en la PlayStation Store. Además, Minecraft, que es propiedad de Microsoft, lleva años siendo el juego más vendido de la historia, a pesar de estar incluido en Game Pass y, además, sin haber sido retirado de ninguna otra plataforma. Incluso los nuevos juegos de la franquicia han seguido lanzándose en la competencia.

Microsoft es propietaria del sistema operativo más usado para jugar y, ahora, también de juegos y franquicias con un público muy amplio y diverso. Sin embargo, su desaparición en el retail local solo puede significar una cosa: están preparando algo. A lo largo de los últimos meses y años, Microsoft ha dado algunas pistas sobre hacia dónde se dirige su futuro. Su interés en las consolas portátiles y el firme compromiso con tiendas digitales abiertas sugieren que el futuro de Xbox no se parecerá al de PlayStation.

Mi apuesta —y esto es pura especulación— es que están preparando un cambio de paradigma hacia un modelo que ya conocen bien y en el que se sienten muy cómodos. Ser distribuidor a nivel global implica serlo también a nivel local. Las relaciones que debes tejer con cadenas como Game, Fnac, El Corte Inglés o incluso con la pequeña tienda de videojuegos de tu barrio requieren una implantación local. Es imposible controlar la logística necesaria para distribuir en todas partes desde Estados Unidos o un despacho en Londres.

Incluso marcas como PlayStation dependen de socios para llevar las relaciones con el pequeño retail, mientras que ellas se encargan de la gran distribución. Pero, claro, si tu producto no es muy demandado, estos especialistas tampoco se arriesgan a distribuirlo. Seguramente, la deslocalización de los equipos de ventas y el uso de estos importadores explican por qué la PlayStation 5 aún no ha bajado de precio.

Sea como sea, el camino que Microsoft podría recorrer con Xbox es el mismo que tanto éxito les ha dado en el mercado del PC: licenciar su software a hardware certificado de múltiples fabricantes, cada uno con sus propias fortalezas. Esto les permitiría distribuir el esfuerzo de marketing, dejando que la competencia entre estos fabricantes impulse su ecosistema. No me parece descabellado imaginar que, en los próximos años, veamos una consola Xbox fabricada por ASUS, Lenovo o MSI. Incluso, estas consolas certificadas por Xbox podrían llegar a incluir tiendas de terceros, como Epic o, incluso, Steam.

Esto implicaría una 'consolización' del mercado de PC, en la que los juegos contarían con un sello de calidad que indicaría en qué tipo de hardware pueden correr con garantías. Algo similar a lo que ya ofrece Valve con su 'Steam Deck Verified'. No creo que tardemos mucho en ver cambios. La inclusión de Call of Duty en Game Pass debería dar un empujón a las suscripciones, pero no esperemos un aumento de varios millones de usuarios. No seamos ilusos. Call of Duty seguirá saliendo en el resto de las plataformas, y no mucha gente dará el salto de hardware, especialmente si la consola no está disponible en las tiendas. Sin embargo, podría servir para medir si un juego que, año tras año, compran 30 millones de personas puede realmente impulsar las nuevas suscripciones.

No olvidemos que el lanzamiento de Starfield marcó el día con más altas en el servicio de suscripción. Y tras eso, llegarán Indiana Jones, Avowed, Gears of War, Fable y otra entrega anual de Call of Duty. La factoría de 40 estudios que Microsoft tiene actualmente debería empezar a dar sus frutos.

Recordemos que el negocio de los videojuegos no está principalmente en el hardware, ni siquiera en la venta de juegos, sino en las microtransacciones y las suscripciones. Quien controle la plataforma o el contenido será quien más gane. Esa es la verdadera batalla, y quien la está ganando ahora mismo es Apple.

El artículo Xbox está cambiando demasiado lento fue publicado originalmente en Alfa Beta Juega.

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