Cuando Estados Unidos quiso lanzar una bomba de murciélagos sobre Japón
Puede que por su nombre parezca uno de los artilugios que Batman lleva en su cinturón, pero en realidad estamos hablando de un programa militar que no sólo fue real, sino que estuvo a punto de convertirse en la respuesta de Estados Unidos contra Japón tras lo acontecido en Pearl Harbor. Tal y como su nombre en inglés indica, se trataba de una bomba de murciélagos. La lentitud del desarrollo del proyecto, junto al accidente que incendió una base aérea de Nuevo México, hicieron que la Bat Bomba quedase en un segundo plano haciendo que Estados Unidos optase por el proyecto de la bomba atómica, pero el creador de la idea asegura que su poder habría sido aún más destructivo sin caer en las devastadoras consecuencias de lo ocurrido con el proyecto de Oppenheimer. La loca pero interesante idea de la Bat Bomba La historia detrás de la Bat Bomba nos traslada hasta principios de 1942. Estamos en Pensilvania, donde un dentista llamado Lytle S. Adams, que casualmente resulta ser un conocido de la primera dama, Eleanor Roosevelt, decide enviar una carta a la Casa Blanca para dar a conocer su proyecto de la Bat Bomba Escrita poco después del ataque a Pearl Harbor, en la carta hablaba de cómo los murciélagos eran la "forma de vida animal más baja" y que, aunque las razones para su creación permanecían inexplicables en el orden divino, en realidad "fueron creados por Dios a la espera de que llegase la hora de desempeñar su papel en el esquema de la supervivencia del hombre libre, y para frustrar cualquier intento de aquellos que se atrevan a profanar nuestra forma de vida". En 3D Juegos En Japón los personajes de dibujos tienen cinco dedos y aquí sólo cuatro. La razón está en un pueblo con más de 400 años: los burakumin Para el presidente Roosevelt aquella carta era una completa chaladura, pero pese a reconocer que ese hombre estaba loco, también afirmó que era una idea lo suficientemente salvaje para que mereciera la pena echar un vistazo. Adams parecía haber estudiado el comportamiento de los murciélagos a conciencia, y también había hecho los deberes analizando cómo la estructura de Japón resultaba perfecta para trazar su plan. La idea partía de atar bombas incendiarias a miles de murciélagos con un detonador con temporizador. Soltados en mitad de la noche sobre el cielo de Japón, los murciélagos buscarían dónde esconderse en los tejados de las casas niponas antes del amanecer, momento en el que se activarían los detonadores e iniciarían un colosal incendio que, aprovechando las construcciones japonesas de madera, sembrarían el caos en cuestión de minutos. Tras recibir la aprobación de Roosevelt, las fuerzas aéreas de Estados Unidos se pusieron manos a la obra. La Bat Bomba que pretendía incendiar Japón Tras montar un equipo que incluía expertos en mamíferos, un actor de Hollywood e incluso un antiguo miembro de la mafia, los particulares Vengadores de Adams se pusieron a trabajar en el proyecto en colaboración con las fuerzas armadas. Además de analizar qué tipo de explosivos podían aprovechar, también debían hacer lo propio con las distintas especies de murciélagos a su alcance y sus características. Para lo segundo optaron por el murciélago mexicano de cola libre, pero con los explosivos hubo un cambio revolucionario. Pese a que la idea inicial pasaba por aprovechar el controvertido fósforo blanco, un químico norteamericano llamado Louis Fieser se sumó al equipo para proponer una alternativa, el invento que había desarrollado y que terminaría convirtiéndose en una de las señas de identidad del ejército estadounidense durante los años posteriores: el napalm. Tras realizar las primeras pruebas con éxito, encontraron la forma de crear su Bat Bomba. Las bombas consistirían en un tubo metálico de 1,5 metros de largo y 76 centímetros de diámetro con 26 bandejas circulares en las que introducirían hasta un total de 1.040 murciélagos armados con una cápsula de napalm. Al soltar la bomba, esta caería hasta unos 1.200 metros, cuando se abriría un paracaídas que frenase el descenso y abriese las compuertas para que los murciélagos pudiesen empezar a desperdigarse. Con cada una de las bombas ofreciendo una extensión de daños de aproximadamente 64 kilómetros de diámetro, estaba claro que la Bat Bomba era un proyecto de lo más prometedor. Tal y como recogían los expertos de la época, una bomba incendiaria convencional podía llegar a provocar entre 167 y 400 incendios, mientras que el napalm atado a murciélagos ascendía hasta entre 3.625 y 4.748 focos de fuego. Sin embargo, tras dos años de pruebas y un incendio accidental en una base de Nuevo México, el programa se frenó en seco para centrar todos los recursos en una bomba atómica que mandaba un mensaje a Japón, y al resto del mundo, mucho más radical. En 3DJuegos | Japón preguntó a sus ciudadanos qué es lo que más les molesta de los turistas en el tren
Puede que por su nombre parezca uno de los artilugios que Batman lleva en su cinturón, pero en realidad estamos hablando de un programa militar que no sólo fue real, sino que estuvo a punto de convertirse en la respuesta de Estados Unidos contra Japón tras lo acontecido en Pearl Harbor. Tal y como su nombre en inglés indica, se trataba de una bomba de murciélagos.
La lentitud del desarrollo del proyecto, junto al accidente que incendió una base aérea de Nuevo México, hicieron que la Bat Bomba quedase en un segundo plano haciendo que Estados Unidos optase por el proyecto de la bomba atómica, pero el creador de la idea asegura que su poder habría sido aún más destructivo sin caer en las devastadoras consecuencias de lo ocurrido con el proyecto de Oppenheimer.
La loca pero interesante idea de la Bat Bomba
La historia detrás de la Bat Bomba nos traslada hasta principios de 1942. Estamos en Pensilvania, donde un dentista llamado Lytle S. Adams, que casualmente resulta ser un conocido de la primera dama, Eleanor Roosevelt, decide enviar una carta a la Casa Blanca para dar a conocer su proyecto de la Bat Bomba
Escrita poco después del ataque a Pearl Harbor, en la carta hablaba de cómo los murciélagos eran la "forma de vida animal más baja" y que, aunque las razones para su creación permanecían inexplicables en el orden divino, en realidad "fueron creados por Dios a la espera de que llegase la hora de desempeñar su papel en el esquema de la supervivencia del hombre libre, y para frustrar cualquier intento de aquellos que se atrevan a profanar nuestra forma de vida".
Para el presidente Roosevelt aquella carta era una completa chaladura, pero pese a reconocer que ese hombre estaba loco, también afirmó que era una idea lo suficientemente salvaje para que mereciera la pena echar un vistazo. Adams parecía haber estudiado el comportamiento de los murciélagos a conciencia, y también había hecho los deberes analizando cómo la estructura de Japón resultaba perfecta para trazar su plan.
La idea partía de atar bombas incendiarias a miles de murciélagos con un detonador con temporizador. Soltados en mitad de la noche sobre el cielo de Japón, los murciélagos buscarían dónde esconderse en los tejados de las casas niponas antes del amanecer, momento en el que se activarían los detonadores e iniciarían un colosal incendio que, aprovechando las construcciones japonesas de madera, sembrarían el caos en cuestión de minutos. Tras recibir la aprobación de Roosevelt, las fuerzas aéreas de Estados Unidos se pusieron manos a la obra.
La Bat Bomba que pretendía incendiar Japón
Tras montar un equipo que incluía expertos en mamíferos, un actor de Hollywood e incluso un antiguo miembro de la mafia, los particulares Vengadores de Adams se pusieron a trabajar en el proyecto en colaboración con las fuerzas armadas. Además de analizar qué tipo de explosivos podían aprovechar, también debían hacer lo propio con las distintas especies de murciélagos a su alcance y sus características.
Para lo segundo optaron por el murciélago mexicano de cola libre, pero con los explosivos hubo un cambio revolucionario. Pese a que la idea inicial pasaba por aprovechar el controvertido fósforo blanco, un químico norteamericano llamado Louis Fieser se sumó al equipo para proponer una alternativa, el invento que había desarrollado y que terminaría convirtiéndose en una de las señas de identidad del ejército estadounidense durante los años posteriores: el napalm.
Tras realizar las primeras pruebas con éxito, encontraron la forma de crear su Bat Bomba. Las bombas consistirían en un tubo metálico de 1,5 metros de largo y 76 centímetros de diámetro con 26 bandejas circulares en las que introducirían hasta un total de 1.040 murciélagos armados con una cápsula de napalm. Al soltar la bomba, esta caería hasta unos 1.200 metros, cuando se abriría un paracaídas que frenase el descenso y abriese las compuertas para que los murciélagos pudiesen empezar a desperdigarse.
Con cada una de las bombas ofreciendo una extensión de daños de aproximadamente 64 kilómetros de diámetro, estaba claro que la Bat Bomba era un proyecto de lo más prometedor. Tal y como recogían los expertos de la época, una bomba incendiaria convencional podía llegar a provocar entre 167 y 400 incendios, mientras que el napalm atado a murciélagos ascendía hasta entre 3.625 y 4.748 focos de fuego. Sin embargo, tras dos años de pruebas y un incendio accidental en una base de Nuevo México, el programa se frenó en seco para centrar todos los recursos en una bomba atómica que mandaba un mensaje a Japón, y al resto del mundo, mucho más radical.
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Cuando Estados Unidos quiso lanzar una bomba de murciélagos sobre Japón
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3DJuegos
por
Rubén Márquez
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