La película con Keanu Reeves se parece poco a los cómics de Hellblazer, que se merecían menos efectos especiales, mucha más mala leche y a Sting
Quiero mucho a Keanu Reeves y reconozco que la película Constantine me gusta mucho. Soy consciente de que no es una obra maestra, pero cumple de sobra con su cometido. No sé, llamadlo placer culpable. Sin embargo, al John Constantine que habita en mi corazón (de manera metafórica, que con este personaje nunca se sabe) lo conocí orinando sobre la cabeza cercenada de un demonio. Y eso es algo que, por lo que sea, Hollywood todavía se ha resistido a llevar a la pantalla. Cuando hablamos de Hellblazer y de su protagonista, John Constantine, estamos tocando una de las joyas más complejas y oscuras del cómic moderno. Es un personaje que, a diferencia de los héroes tradicionales, no lleva capa, no busca salvar el mundo con su poder, sino que juega en las sombras, con moralidades difusas, un pasado que no inspira ninguna clase de esperanza y con la resaca. Constantine es un tipo difícil de amar, pero eso es lo que lo hace tan humano, excepto cuando deja de serlo por estar poseído por algún deidad arcana de otro plano de existencia, un demonio o se ha convertido en un vampiro. a veces pasa, todos podemos tener una mala noche. La película de Constantine protagonizada por Keanu Reeves toma algunos elementos del cómic, pero se aleja tanto de la esencia del personaje que es difícil no lamentar lo que pudo haber sido. Y es que los cómics originales de John Constantine se merecían algo completamente diferente. Y a Sting (sí, el de Police). John Constantine es un investigador y exorcista que se dedica a combatir las fuerzas oscuras y lo sobrenaturales. Su oficio consiste en enfrentar demonios, espíritus, monstruos y otras entidades paranormales, utilizando su vasto conocimiento de lo oculto, su habilidad en magia y, a menudo, su mala leche. Su relación profesional con el mundo paranormal es compleja: está constantemente involucrado en situaciones extremas que a menudo rozan la moralidad, manipulando tanto a los seres del otro mundo como a los humanos para conseguir sus objetivos, todo mientras se enfrenta a las consecuencias de sus propios errores y elecciones. Además, bebe demasiado como para poder dedicarse a cualquier otra cosa. Constatine en las lisérgicas páginas de La Cosa del Pantano Solo Alan Moore podría crear un personaje como John Constantine Los cómics de Hellblazer nacieron bajo la pluma hechicera de Alan Moore, un escritor que revolucionó el cómic en los años 80 con obras como Watchmen y V de Vendetta. En 1985, Moore introdujo a John Constantine en las páginas de La Cosa del Panatano, un mago de aspecto desaliñado, pero con una mente casi tan afilada como su lengua y una moral extremadamente gris. La historia de Constantine era mucho más que magia y demonios; era sobre una persona profundamente imperfecta que, a pesar de sus defectos, tenía que enfrentarse a fuerzas mucho mayores que él. Un antihéroe condenado a salvar el mundo, se podría decir. Como el propio Moore reconoció en múltiples ocasiones, Constantine está basado en él mismo, pero con una vuelta de tuerca: es un hombre común enfrentándose a lo sobrenatural, no con un corazón noble, sino con sus propios intereses en mente. En 3D Juegos Te han dicho que Watchmen es el mejor cómic de superhéroes de la historia, pero a lo mejor no te han explicado por qué Solo Alan Moore podría crear un personaje como John Constantine porque fue capaz de mezclar los elementos más oscuros de la cultura pop británica con una visión del mundo más cínica, desencantada y nihilista.Con el paso de los años, la historia de Constantine fue tomando forma dentro del sello Vertigo de DC Comics, gracias a la narrativa cruda de Jamie Delano, que convirtió la serie en una exploración de lo grotesco y lo sombrío. La presencia de otros escritores como Grant Morrison, Garth Ennis y Warren Ellis llevó al personaje a nuevas direcciones, pero siempre manteniendo esa sensación de desesperanza y desconfianza, algo que se pierde de vista en la adaptación cinematográfica de 2005. Las no menos lisérgicas páginas del Hellblazer guionizadas por Delano En los cómics, Constantine es un mago que se ve atrapado en su propia red de mentiras, manipulaciones y tragedias personales. Es un ser profundamente egoísta, muchas veces cruel, y sus acciones están dirigidas por la necesidad de sobrevivir a toda costa, incluso si para ello debe sacrificar a otros. No es alguien que quisieras que fuera tu amigo. Y no pasa nada, él tampoco tendría el más mínimo interés en el ser el tuyo, pero no te lo tomes a mal. Esta actitud, aunque desagradable, es lo que hace que Constantine sea tan fascinante: no es un héroe, pero a menudo se enfrenta a horrores mucho mayores que los que él mismo provoca. Al final la vida va un poco de eso, ¿no? El hecho de que nadie sea perfecto solo es garantía de que habrá gente m

Quiero mucho a Keanu Reeves y reconozco que la película Constantine me gusta mucho. Soy consciente de que no es una obra maestra, pero cumple de sobra con su cometido. No sé, llamadlo placer culpable. Sin embargo, al John Constantine que habita en mi corazón (de manera metafórica, que con este personaje nunca se sabe) lo conocí orinando sobre la cabeza cercenada de un demonio. Y eso es algo que, por lo que sea, Hollywood todavía se ha resistido a llevar a la pantalla.
Cuando hablamos de Hellblazer y de su protagonista, John Constantine, estamos tocando una de las joyas más complejas y oscuras del cómic moderno. Es un personaje que, a diferencia de los héroes tradicionales, no lleva capa, no busca salvar el mundo con su poder, sino que juega en las sombras, con moralidades difusas, un pasado que no inspira ninguna clase de esperanza y con la resaca. Constantine es un tipo difícil de amar, pero eso es lo que lo hace tan humano, excepto cuando deja de serlo por estar poseído por algún deidad arcana de otro plano de existencia, un demonio o se ha convertido en un vampiro. a veces pasa, todos podemos tener una mala noche. La película de Constantine protagonizada por Keanu Reeves toma algunos elementos del cómic, pero se aleja tanto de la esencia del personaje que es difícil no lamentar lo que pudo haber sido. Y es que los cómics originales de John Constantine se merecían algo completamente diferente. Y a Sting (sí, el de Police).
John Constantine es un investigador y exorcista que se dedica a combatir las fuerzas oscuras y lo sobrenaturales. Su oficio consiste en enfrentar demonios, espíritus, monstruos y otras entidades paranormales, utilizando su vasto conocimiento de lo oculto, su habilidad en magia y, a menudo, su mala leche. Su relación profesional con el mundo paranormal es compleja: está constantemente involucrado en situaciones extremas que a menudo rozan la moralidad, manipulando tanto a los seres del otro mundo como a los humanos para conseguir sus objetivos, todo mientras se enfrenta a las consecuencias de sus propios errores y elecciones. Además, bebe demasiado como para poder dedicarse a cualquier otra cosa.

Solo Alan Moore podría crear un personaje como John Constantine
Los cómics de Hellblazer nacieron bajo la pluma hechicera de Alan Moore, un escritor que revolucionó el cómic en los años 80 con obras como Watchmen y V de Vendetta. En 1985, Moore introdujo a John Constantine en las páginas de La Cosa del Panatano, un mago de aspecto desaliñado, pero con una mente casi tan afilada como su lengua y una moral extremadamente gris. La historia de Constantine era mucho más que magia y demonios; era sobre una persona profundamente imperfecta que, a pesar de sus defectos, tenía que enfrentarse a fuerzas mucho mayores que él. Un antihéroe condenado a salvar el mundo, se podría decir. Como el propio Moore reconoció en múltiples ocasiones, Constantine está basado en él mismo, pero con una vuelta de tuerca: es un hombre común enfrentándose a lo sobrenatural, no con un corazón noble, sino con sus propios intereses en mente.
Solo Alan Moore podría crear un personaje como John Constantine porque fue capaz de mezclar los elementos más oscuros de la cultura pop británica con una visión del mundo más cínica, desencantada y nihilista.Con el paso de los años, la historia de Constantine fue tomando forma dentro del sello Vertigo de DC Comics, gracias a la narrativa cruda de Jamie Delano, que convirtió la serie en una exploración de lo grotesco y lo sombrío. La presencia de otros escritores como Grant Morrison, Garth Ennis y Warren Ellis llevó al personaje a nuevas direcciones, pero siempre manteniendo esa sensación de desesperanza y desconfianza, algo que se pierde de vista en la adaptación cinematográfica de 2005.

En los cómics, Constantine es un mago que se ve atrapado en su propia red de mentiras, manipulaciones y tragedias personales. Es un ser profundamente egoísta, muchas veces cruel, y sus acciones están dirigidas por la necesidad de sobrevivir a toda costa, incluso si para ello debe sacrificar a otros. No es alguien que quisieras que fuera tu amigo. Y no pasa nada, él tampoco tendría el más mínimo interés en el ser el tuyo, pero no te lo tomes a mal. Esta actitud, aunque desagradable, es lo que hace que Constantine sea tan fascinante: no es un héroe, pero a menudo se enfrenta a horrores mucho mayores que los que él mismo provoca. Al final la vida va un poco de eso, ¿no? El hecho de que nadie sea perfecto solo es garantía de que habrá gente mucho peor que tú. Por supuesto, en la película de Reeves, Constantine es un tipo con corazón, alguien que busca redención. Este enfoque, aunque eficaz para una película de Hollywood, no refleja la ambigüedad moral y la mala leche del Constantine de los cómics. que se quedó en la preproducción de la película junto con el pelo rubio, la gabardina marrón y la corbata roja.
Las etapas de Morrison, Delano, Ennis y Ellis
A lo largo de las décadas, Hellblazer ha sido enriquecida por algunas de las mentes más brillantes del cómic. Después de Alan Moore, fue Jamie Delano quien cimentó la historia de Constantine, introduciendo temas de política, religión y un enfoque nihilista hacia la vida. Pero fue con Grant Morrison cuando la serie dio un giro hacia lo más surrealista y filosófico, tocando temas metafísicos que colocaron a Constantine como un ser en conflicto con el universo. Por su lado, Garth Ennis llevó a Constantine a un lugar aún más oscuro, usando la violencia y el humor negro como herramientas para entender la psique del personaje. Ennis se encargó de retratar a un Constantine que parecía estar en una constante lucha con su propia naturaleza. De hecho, el enfoque de Ennis era mucho más visceral y sucio que en etapas anteriores, aunque algo menos reflexivo, en mi opinión.
Warren Ellis, por su parte, se encargó de actualizar a Constantine para una audiencia más moderna, manteniendo la esencia del personaje, pero añadiendo la perspectiva de un mundo post-11S, donde la guerra, la política y el caos global se entrelazan con lo sobrenatural. Los cómics de Ellis, con su estilo frío y calculador, pero creo que en su apuesta por la modernidad Constantine perdió cierta pegada post-punk muy interesante que creo que es el núcleo del encanto del personaje.

Por algún motivo, John Constantine es Sting
Una de las anécdotas más curiosas sobre el personaje de John Constantine es que fue inspirado por el cantante Sting. Alan Moore, durante el proceso de creación, se basó en la apariencia de Sting, en su actitud y, sobre todo, en su aire de misticismo y rebeldía. Sin embargo, este rasgo del personaje es algo que Hollywood jamás ha sabido captar de manera adecuada.
En su introducción al cómic Hellblazer: 30th Anniversary Celebration, Sting revela que tiene una especie de conexión espiritual con Constantine, ya que ambos, en sus respectivas realidades, parecen compartir una existencia marcada por el conflicto, la oscuridad y un deseo inquebrantable de autodefinirse. Para el cantante, Constantine es un tipo marcado por el paso del tiempo, por los errores cometidos y por una lucha constante contra las fuerzas más oscuras que lo rodean.

La nueva continuidad de Hellblazer en DC parece haber pedido algo de magia
Desde el cambio de enfoque en la continuidad de DC, con la llegada del "Rebirth" y el resurgir de Hellblazer dentro del universo de DC Comics, se ha sentido una pérdida de esa magia oscura y esa personalidad abrasiva que caracterizó al personaje en sus primeras décadas. El personaje sigue siendo un borde, sí, pero parece algo impostado. A partir de 2000, el tono de las historias de Constantine se volvió más ligero, más accesible y, en muchos casos, menos visceral. La magia que anteriormente impregnaba las tramas de Hellblazer —esa magia sucia, rota y caótica— ha dado paso a una magia más estructurada y menos arriesgada. Tal vez tenga algo que ver el éxito que la versión televisiva del personaje que aparece en las series del Arrowverso.
Hellblazer: Jamie Delano Vol. 01 De 3 (2ª Edición)
Hoy, John Constantine sigue siendo un personaje relevante dentro del universo DC, pero algo de su alma negra y nicotinada se ha perdido en el camino. Los cómics actuales, aunque entretenidos, por lo general no logran capturar la esencia de los cómics del personaje de lso años 80 y 90. Quizá el truco está en no dar la espalda a la faceta más problemática del personaje, sino hacerse fuerte en ella. La magia de John Constantine no está en sus poderes, sino en su capacidad para ser un indeseable hasta en el infierno.
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La película con Keanu Reeves se parece poco a los cómics de Hellblazer, que se merecían menos efectos especiales, mucha más mala leche y a Sting
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3DJuegos
por
Chema Mansilla
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