No es 'Terminator 2', pero estos robots tienen la capacidad de cambiar de forma e incluso alcanzar el estado líquido
Gracias al constante desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) hay otros sectores tecnológicos que se están beneficiando del avance de esta y uno de los más destacados es, sin lugar a dudas, el de la robótica. Dos buenas pruebas de ello son que hace unas semanas pudimos ver un vídeo del robot con la anatomía más avanzada del mundo y más recientemente hemos conocido que la empresa estadounidense Figure.ai ha presentado unos robots que han comenzado a hacer tareas para las que no habían sido programados y que lo han hecho interactuando entre ellos.Pero hoy te venimos a hablar de un avance en robótica todavía más inquietante, ya que unos científicos han conseguido crear unos robots que pueden cambiar de forma e incluso alcanzar el estado líquido, algo que nos recuerda, indudablemente, a los robots autónomos humanoides que vimos en la segunda película de la saga 'Terminator'.Unos investigadores desarrollan unos robots que pueden cambiar de forma y auto regenerarse igual que los "Terminator"Como podemos leer en el medio SciTechDaily, el pasado 20 de febrero de 2025 un equipo de científicos liderado por Matthew R. Devlin publicó un estudio en la revista Science titulado "Material-like robotic collectives with spatiotemporal control of strength and shape" en el que detallan como han conseguido crear unos pequeños robots en forma de disco de hockey que pueden cambiar de forma e incluso auto regenerarse.A este respecto, Matthew R. Devlin, autor principal de esta investigación afirmó lo siguiente:"Hemos descubierto una forma de que los robots se comporten más como un material".El primer y gran reto al que se enfrentaron Devlin y su equipo fue crear un material robótico que fuera bastante rígido y fuerte, pero que, al mismo tiempo, pudiera fluir hacia nuevas configuraciones para cambiar de forma:"Los materiales robóticos deben ser capaces de adoptar una forma y mantenerla, pero también de fluir selectivamente hacia una nueva forma".Para llevar a cabo este ambicioso proyecto, este grupo de científicos se inspiró en el trabajo de Otger Campás, ex profesor de la UCSB y ahora director del PoL de la Universidad Tecnológica de Dresde, acerca de cómo se forman los embriones en la naturaleza. El propio Campás explica su trabajo de la siguiente forma:"Los tejidos embrionarios vivos son los materiales inteligentes por excelencia. Tienen la capacidad de autoformarse, auto curarse e incluso controlar su resistencia material en el espacio y el tiempo".Partiendo de esta base, el equipo liderado por Devlin se centró en permitir que sus robots pudieran realizar tres procesos biológicos más allá de las clásicas transiciones de rigidez: en primer lugar, las fuerzas activas que desarrollan las células se aplican entre sí para poder moverse; segundo: la señalización bioquímica les permite a estas células coordinar sus movimientos en el espacio y el tiempo; y por último, estas células tienen la capacidad de adherirse entre sí, lo que finalmente les da la misma rigidez que tienen los organismos vivos.Así, para lograr imitar la adhesión célula-célula en sus robots, estos científicos los equiparon con unos imanes en el perímetro de las unidades robóticas que permiten que los robots se aferren entre sí y que todo el grupo se comporte como un material rígido. Asimismo, estos innovadores robots también cuentan con ocho engranajes motorizados a lo largo del exterior circular de cada uno de ellos gracias a los cuales estos son capaces de reconfigurarse en colectivos completamente bloqueados y rígidos y de remodelarase a su antojo, igual que los tejidos embrionarios vivos.En lo que respecta a la parte de la señalización bioquímica, Elliot W. Hawkes, otro de los autores de este estudio, explicó que "cada celda 'conoce' su cabeza y cola, así que entonces sabe qué forma de apretar y aplicar fuerzas". Esto quiere decir que el colectivo de células es capaz de cambiar la forma del tejido y esto se consigue mediante unos sensores de luz situados en la parte superior de cada robot que disponen de unos filtros polarizados.De esta forma, cuando la luz brilla en estos sensores, la polarización de la luz les dice en qué dirección girar sus engranajes y, por lo tanto, cómo cambiar de forma, tal como detalla Devlin:"Puedes decirles a todos a la vez bajo un campo de luz constante en qué dirección quieres que vayan, y todos pueden alinearse y hacer lo que necesiten hacer".Por lo tanto, gracias a todo este trabajo previo con este grupo de robots en forma de discos, este equipo de investigadores consiguió crear materiales robóticos que son capaces de soportar cargas pesadas y manipular objetos e incluso remodelarse y auto-sanarse.El artículo No es 'Terminator 2', pero estos robots tienen la capacidad de cambiar de forma e incluso alcanzar el estado líquido fue publicado originalmente en Andro4all.

Gracias al constante desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) hay otros sectores tecnológicos que se están beneficiando del avance de esta y uno de los más destacados es, sin lugar a dudas, el de la robótica. Dos buenas pruebas de ello son que hace unas semanas pudimos ver un vídeo del robot con la anatomía más avanzada del mundo y más recientemente hemos conocido que la empresa estadounidense Figure.ai ha presentado unos robots que han comenzado a hacer tareas para las que no habían sido programados y que lo han hecho interactuando entre ellos.
Pero hoy te venimos a hablar de un avance en robótica todavía más inquietante, ya que unos científicos han conseguido crear unos robots que pueden cambiar de forma e incluso alcanzar el estado líquido, algo que nos recuerda, indudablemente, a los robots autónomos humanoides que vimos en la segunda película de la saga 'Terminator'.
Unos investigadores desarrollan unos robots que pueden cambiar de forma y auto regenerarse igual que los "Terminator"
Como podemos leer en el medio SciTechDaily, el pasado 20 de febrero de 2025 un equipo de científicos liderado por Matthew R. Devlin publicó un estudio en la revista Science titulado "Material-like robotic collectives with spatiotemporal control of strength and shape" en el que detallan como han conseguido crear unos pequeños robots en forma de disco de hockey que pueden cambiar de forma e incluso auto regenerarse.
A este respecto, Matthew R. Devlin, autor principal de esta investigación afirmó lo siguiente:
"Hemos descubierto una forma de que los robots se comporten más como un material".
El primer y gran reto al que se enfrentaron Devlin y su equipo fue crear un material robótico que fuera bastante rígido y fuerte, pero que, al mismo tiempo, pudiera fluir hacia nuevas configuraciones para cambiar de forma:
"Los materiales robóticos deben ser capaces de adoptar una forma y mantenerla, pero también de fluir selectivamente hacia una nueva forma".
Para llevar a cabo este ambicioso proyecto, este grupo de científicos se inspiró en el trabajo de Otger Campás, ex profesor de la UCSB y ahora director del PoL de la Universidad Tecnológica de Dresde, acerca de cómo se forman los embriones en la naturaleza. El propio Campás explica su trabajo de la siguiente forma:
"Los tejidos embrionarios vivos son los materiales inteligentes por excelencia. Tienen la capacidad de autoformarse, auto curarse e incluso controlar su resistencia material en el espacio y el tiempo".
Partiendo de esta base, el equipo liderado por Devlin se centró en permitir que sus robots pudieran realizar tres procesos biológicos más allá de las clásicas transiciones de rigidez: en primer lugar, las fuerzas activas que desarrollan las células se aplican entre sí para poder moverse; segundo: la señalización bioquímica les permite a estas células coordinar sus movimientos en el espacio y el tiempo; y por último, estas células tienen la capacidad de adherirse entre sí, lo que finalmente les da la misma rigidez que tienen los organismos vivos.
Así, para lograr imitar la adhesión célula-célula en sus robots, estos científicos los equiparon con unos imanes en el perímetro de las unidades robóticas que permiten que los robots se aferren entre sí y que todo el grupo se comporte como un material rígido. Asimismo, estos innovadores robots también cuentan con ocho engranajes motorizados a lo largo del exterior circular de cada uno de ellos gracias a los cuales estos son capaces de reconfigurarse en colectivos completamente bloqueados y rígidos y de remodelarase a su antojo, igual que los tejidos embrionarios vivos.
En lo que respecta a la parte de la señalización bioquímica, Elliot W. Hawkes, otro de los autores de este estudio, explicó que "cada celda 'conoce' su cabeza y cola, así que entonces sabe qué forma de apretar y aplicar fuerzas". Esto quiere decir que el colectivo de células es capaz de cambiar la forma del tejido y esto se consigue mediante unos sensores de luz situados en la parte superior de cada robot que disponen de unos filtros polarizados.
De esta forma, cuando la luz brilla en estos sensores, la polarización de la luz les dice en qué dirección girar sus engranajes y, por lo tanto, cómo cambiar de forma, tal como detalla Devlin:
"Puedes decirles a todos a la vez bajo un campo de luz constante en qué dirección quieres que vayan, y todos pueden alinearse y hacer lo que necesiten hacer".
Por lo tanto, gracias a todo este trabajo previo con este grupo de robots en forma de discos, este equipo de investigadores consiguió crear materiales robóticos que son capaces de soportar cargas pesadas y manipular objetos e incluso remodelarse y auto-sanarse.
El artículo No es 'Terminator 2', pero estos robots tienen la capacidad de cambiar de forma e incluso alcanzar el estado líquido fue publicado originalmente en Andro4all.
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