Schwarzenegger hizo una fortuna con Terminator 2, a 21.000 dólares la palabra pronunciada ganó casi tres veces más que James Cameron
Que Terminator 2 fue un pelotazo comercial es un hecho, pero durante su producción no estaba tan clara. Ni siquiera James Cameron tenía el puesto de director asegurado y parece que a su productora, Carolco, solo le preocupaba una cosa: tener a Schwarzenegger contento. Problemas y millones en el rodaje de Terminator 2 Y es que Arnold Schwarzenegger hizo una fortuna con Terminator 2: la cifra de 15 millones de dólares que recibió por su papel, lo que vienen a ser unos impresionantes 21.429 dólares por cada palabra pronunciada en la película. Además, el productor Mario Kassar, de Carolco Pictures, añadió un toque de extravagancia al obsequiarle un Gulfstream II, una joya de la aviación privada, que simbolizaba el estatus de la estrella de la película. Un dato que, lejos de ser una simple curiosidad, refleja el colosal impacto comercial y mediático de esta secuela. Terminator 2 se convirtió en un fenómeno de taquilla y en un referente del cine de acción y ciencia ficción, a pesar de las incertidumbres que rondaban su producción. Desde sus inicios, el proyecto estuvo marcado por tensiones financieras. La productora, más preocupada por capitalizar el magnetismo del actor protagonista, se mostraba reacia a darle a Cameron el control creativo que requería la secuela. Las negociaciones para recuperar los derechos de la franquicia implicaron desembolsos millonarios y acuerdos poco convencionales, lo que reflejaba un ambiente de tensión y conflictos internos. En este escenario, la visión artística del director se veía constantemente amenazada por intereses puramente comerciales, lo que generó un clima de incertidumbre durante la fase de preproducción. Linda Hamilton (Sarah Connor), James Cameron, Joe Morton (Miles Dyson) y Arnold Schwarzenegger (T-800), en el rodaje de Terminator 2 El choque entre la ambición creativa y los límites financieros se hizo patente cuando el presupuesto inicial, aprobado en torno a los 80 millones de dólares, se vio sobrepasado por más de 20 millones. Los efectos especiales, que en aquel momento eran revolucionarios y exigían una inversión sin precedentes para crear las espectaculares secuencias de CGI que hoy son legendarias, fueron solo una parte del problema. La remuneración de Schwarzenegger, junto a otros gastos asociados con el marketing y la logística de un rodaje tan ambicioso, convirtieron a Terminator 2 en un auténtico sumidero de dinero. Animado por el propio Schwarzenegger, Kassar estaba más interesado en adquirir los derechos de la franquicia que en mantener a Cameron Frente a este escenario de excesos financieros y presión constante, James Cameron tuvo que sobrellevar un calendario de producción extremadamente ajustado. El director se enfrentó a la difícil tarea de cumplir con plazos rigurosos mientras intentaba imponer su sello personal en una película que, en apariencia, estaba más orientada a satisfacer a un público sediento de la figura de Schwarzenegger que a explorar una narrativa profunda de ciencia ficción que quería transmitir Cameron. La situación se complicaba aún más por la actitud de Carolco, que que no estaba especialmente convencida de que Cameron fuera el director que necesitaba la película. Además, animado por el propio Schwarzenegger, Kassar estaba más interesado en adquirir los derechos de la franquicia que en mantener a Cameron como motor creativo de la secuela. Este movimiento aseguraba la estabilidad de la franquicia y la viabilidad de la película frente a una complicada trama legal sobre su propiedad intelectual, pero dejaba en una posición muy desprotegida a Cameron, que había cedido parte de sus derechos a su ex-mujer. Esta tensión entre la necesidad de éxito comercial y la ambición creativa del director se convirtió en uno de los elementos definitorios de la producción, marcando una etapa en la que el riesgo y la apuesta por la innovación se fundieron en una única misión: romper moldes y reinventar el cine de acción. A pesar de todos los obstáculos, Terminator 2 se erigió como un hito en la historia del cine. La película recaudó la asombrosa cifra de 515 millones de dólares a nivel mundial, convirtiéndose en un pelotazo comercial que superó todas las expectativas. Si bien Arnold no necesitaba mucho más para consagrarse como estrella de la gran pantalla, la película revalidó a James Cameron como director, asegurando su futuro profesional de cara a cambiar la historia del cine con Titanic algunos años después. Puedes disfrutar de este clásico en plataformas como Netflix y Prime Video, donde revivirás cada escena. Recuerda: por cada vez que Arnold dice "sayonaraba, baby" metía 42.858 dólares en el banco. En 3DJuegos | La carrera de Schwarzenegger casi acaba en Conan El Bárbaro durante un espectacular accidente en el primer día de rodaje en España En 3DJuegos | "Schwarzenegger hace del mismo personaje".
Que Terminator 2 fue un pelotazo comercial es un hecho, pero durante su producción no estaba tan clara. Ni siquiera James Cameron tenía el puesto de director asegurado y parece que a su productora, Carolco, solo le preocupaba una cosa: tener a Schwarzenegger contento.
Problemas y millones en el rodaje de Terminator 2
Y es que Arnold Schwarzenegger hizo una fortuna con Terminator 2: la cifra de 15 millones de dólares que recibió por su papel, lo que vienen a ser unos impresionantes 21.429 dólares por cada palabra pronunciada en la película. Además, el productor Mario Kassar, de Carolco Pictures, añadió un toque de extravagancia al obsequiarle un Gulfstream II, una joya de la aviación privada, que simbolizaba el estatus de la estrella de la película. Un dato que, lejos de ser una simple curiosidad, refleja el colosal impacto comercial y mediático de esta secuela.
Terminator 2 se convirtió en un fenómeno de taquilla y en un referente del cine de acción y ciencia ficción, a pesar de las incertidumbres que rondaban su producción. Desde sus inicios, el proyecto estuvo marcado por tensiones financieras. La productora, más preocupada por capitalizar el magnetismo del actor protagonista, se mostraba reacia a darle a Cameron el control creativo que requería la secuela. Las negociaciones para recuperar los derechos de la franquicia implicaron desembolsos millonarios y acuerdos poco convencionales, lo que reflejaba un ambiente de tensión y conflictos internos. En este escenario, la visión artística del director se veía constantemente amenazada por intereses puramente comerciales, lo que generó un clima de incertidumbre durante la fase de preproducción.
Linda Hamilton (Sarah Connor), James Cameron, Joe Morton (Miles Dyson) y Arnold Schwarzenegger (T-800), en el rodaje de Terminator 2
El choque entre la ambición creativa y los límites financieros se hizo patente cuando el presupuesto inicial, aprobado en torno a los 80 millones de dólares, se vio sobrepasado por más de 20 millones. Los efectos especiales, que en aquel momento eran revolucionarios y exigían una inversión sin precedentes para crear las espectaculares secuencias de CGI que hoy son legendarias, fueron solo una parte del problema. La remuneración de Schwarzenegger, junto a otros gastos asociados con el marketing y la logística de un rodaje tan ambicioso, convirtieron a Terminator 2 en un auténtico sumidero de dinero.
Animado por el propio Schwarzenegger, Kassar estaba más interesado en adquirir los derechos de la franquicia que en mantener a Cameron
Frente a este escenario de excesos financieros y presión constante, James Cameron tuvo que sobrellevar un calendario de producción extremadamente ajustado. El director se enfrentó a la difícil tarea de cumplir con plazos rigurosos mientras intentaba imponer su sello personal en una película que, en apariencia, estaba más orientada a satisfacer a un público sediento de la figura de Schwarzenegger que a explorar una narrativa profunda de ciencia ficción que quería transmitir Cameron. La situación se complicaba aún más por la actitud de Carolco, que que no estaba especialmente convencida de que Cameron fuera el director que necesitaba la película.
Además, animado por el propio Schwarzenegger, Kassar estaba más interesado en adquirir los derechos de la franquicia que en mantener a Cameron como motor creativo de la secuela. Este movimiento aseguraba la estabilidad de la franquicia y la viabilidad de la película frente a una complicada trama legal sobre su propiedad intelectual, pero dejaba en una posición muy desprotegida a Cameron, que había cedido parte de sus derechos a su ex-mujer.
Esta tensión entre la necesidad de éxito comercial y la ambición creativa del director se convirtió en uno de los elementos definitorios de la producción, marcando una etapa en la que el riesgo y la apuesta por la innovación se fundieron en una única misión: romper moldes y reinventar el cine de acción. A pesar de todos los obstáculos, Terminator 2 se erigió como un hito en la historia del cine. La película recaudó la asombrosa cifra de 515 millones de dólares a nivel mundial, convirtiéndose en un pelotazo comercial que superó todas las expectativas.
Si bien Arnold no necesitaba mucho más para consagrarse como estrella de la gran pantalla, la película revalidó a James Cameron como director, asegurando su futuro profesional de cara a cambiar la historia del cine con Titanic algunos años después. Puedes disfrutar de este clásico en plataformas como Netflix y Prime Video, donde revivirás cada escena. Recuerda: por cada vez que Arnold dice "sayonaraba, baby" metía 42.858 dólares en el banco.
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Schwarzenegger hizo una fortuna con Terminator 2, a 21.000 dólares la palabra pronunciada ganó casi tres veces más que James Cameron
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3DJuegos
por
Chema Mansilla
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