Es la principal razón por la que algunos no quieren saber nada de Kingdom Come Deliverance, pero me ha salvado en una de las peores semanas de mi vida
No vengo a dar pena, porque ni tenéis porqué estar interesados en mi vida personal, ni yo tengo que dar explicaciones de la misma. Pero para que todos estemos en la misma página, basta decir que ha sido una de las peores de mi existencia. Supongo que, como muchos de los que estáis leyendo eso, también vosotros buscáis algo de evasión en esos momentos complicados en un entretenimiento como los videojuegos. Y, aunque he estado centrado en mis cosas, tampoco he vivido debajo de una piedra. Sé que el tema de estas últimas semanas ha sido el lanzamiento de Kingdom Come Deliverance 2, tanto por los análisis lanzados por los medios en primera instancia, como por el eco que suelen tener a lo largo del tiempo los juegos de rol de tal complejidad y profundidad. Gracias a este hecho me decidí a darle una oportunidad a la primera parte, que llevaba años en mi biblioteca sin haberse iniciado. Los primeros días de la semana estuvieron protagonizados por mi nulo apego a cualquier tipo de videojuego, saltando incluso de plataforma en varias ocasiones durante la misma tarde, ya no sólo de título. Pero desde que llegó el bueno de Henry, he estado obsesionado con su aventura por la Bohemia del siglo XV. Henry me ha salvado Esto es así, paradójicamente, justo por una de las características que más jugadores ha expulsado en las primeras horas de la saga. Me refiero a su inmersión, a la apuesta total de Warhorse por la simulación medieval y de su entrega absoluta a unos sistemas exigentes en busca del realismo. Quien venía a por un RPG al estilo de los de Bethesda, sale repelido por esta densidad y profundidad; pero yo, que necesitaba entregarme por completo a otra realidad, encontré un gran acomodo. Para quien no esté al tanto, Kingdom Come Deliverance ofrece mecánicas de hambre, embriaguez, sueño o heridas que se dan la mano con una simulación total de las rutinas y roles de los personajes que pueblan los asentamientos y ciudades. Esto hace que sea necesario salir de noche con una antorcha para no ser un sospechoso, que si no te has lavado últimamente los NPCs te traten fatal o que sea perfectamente posible morir de inanición. Ya en el prólogo es posible llevar a cabo todo tipo de actividades como recoger flores, jugar a los dados o incluso hacer nuestros pinitos en el sigilo y desplumar a los conciudadanos de Skalice aprendiendo a abrir cerraduras. Aunque no se puede afirmar que sea un juego simple, sí que la introducción es lo suficientemente amable como para mostrar un entorno controlado donde probar los límites de Kingdom Come Deliverance. Una inmersión con mayúsculas Ahora mismo he pasado el prólogo, por lo que tengo el mapa abierto. Sin embargo, no tiene sentido que me lance a explorar un entorno tan hostil sin caballo y con todo tipo de bandidos acechando en los caminos. Mi partida lleva horas siendo sinónimo de entrenamiento con el arco y la espada en la ciudad de Rattay, con la esperanza de aprender a defenderme lo suficiente como para acudir al emplazamiento de un escriba pueda enseñar a Henry a leer sin tener que temer por mi vida. El que Kingdom Come Deliverance me exija como jugador más que aporrear un botón para acabar con legiones enemigas, o que requiera que haga algo más que limpiar un mapa de interrogaciones ha sido todo un bálsamo en tiempos convulsos. Las actividades mecánicas de la mayoría de RPGs son satisfactorias como pasatiempo, pero carecen del componente de inmersión que necesitaba para mantener mi mente ocupada. En 3D Juegos El gran RPG de fantasía de los autores de Fallout New Vegas te va a hacer sufrir, pero Avowed también te conquistará con sus escenarios e historia Mi aventura con Henry ha sido sanadora, y creo que necesitaré seguir a su lado más tiempo durante las próximas semanas. La esperanza es que, al igual que le sucede al protagonista, poco a poco pueda ir dejando los traumas del pasado e ir forjando un futuro donde los días sean algo más brillantes. Y acabármelo para jugar la segunda parte, claro. En 3DJuegos | Este juego de estrategia habla de la locura en el siglo XVIII mientras te enfrenta a la Inquisición española, recuerda a Commandos y es realmente bueno. The Stone of Madness En 3DJuegos | La próxima Xbox será mucho más (y muy diferente) que una consola. Microsoft quiere que la siguiente generación sea lo más parecida a un PC - La noticia Es la principal razón por la que algunos no quieren saber nada de Kingdom Come Deliverance, pero me ha salvado en una de las peores semanas de mi vida fue publicada originalmente en 3DJuegos por José A. Mateo Albuerne .

No vengo a dar pena, porque ni tenéis porqué estar interesados en mi vida personal, ni yo tengo que dar explicaciones de la misma. Pero para que todos estemos en la misma página, basta decir que ha sido una de las peores de mi existencia. Supongo que, como muchos de los que estáis leyendo eso, también vosotros buscáis algo de evasión en esos momentos complicados en un entretenimiento como los videojuegos.
Y, aunque he estado centrado en mis cosas, tampoco he vivido debajo de una piedra. Sé que el tema de estas últimas semanas ha sido el lanzamiento de Kingdom Come Deliverance 2, tanto por los análisis lanzados por los medios en primera instancia, como por el eco que suelen tener a lo largo del tiempo los juegos de rol de tal complejidad y profundidad.
Gracias a este hecho me decidí a darle una oportunidad a la primera parte, que llevaba años en mi biblioteca sin haberse iniciado. Los primeros días de la semana estuvieron protagonizados por mi nulo apego a cualquier tipo de videojuego, saltando incluso de plataforma en varias ocasiones durante la misma tarde, ya no sólo de título. Pero desde que llegó el bueno de Henry, he estado obsesionado con su aventura por la Bohemia del siglo XV.
Henry me ha salvado
Esto es así, paradójicamente, justo por una de las características que más jugadores ha expulsado en las primeras horas de la saga. Me refiero a su inmersión, a la apuesta total de Warhorse por la simulación medieval y de su entrega absoluta a unos sistemas exigentes en busca del realismo. Quien venía a por un RPG al estilo de los de Bethesda, sale repelido por esta densidad y profundidad; pero yo, que necesitaba entregarme por completo a otra realidad, encontré un gran acomodo.

Para quien no esté al tanto, Kingdom Come Deliverance ofrece mecánicas de hambre, embriaguez, sueño o heridas que se dan la mano con una simulación total de las rutinas y roles de los personajes que pueblan los asentamientos y ciudades. Esto hace que sea necesario salir de noche con una antorcha para no ser un sospechoso, que si no te has lavado últimamente los NPCs te traten fatal o que sea perfectamente posible morir de inanición.
Ya en el prólogo es posible llevar a cabo todo tipo de actividades como recoger flores, jugar a los dados o incluso hacer nuestros pinitos en el sigilo y desplumar a los conciudadanos de Skalice aprendiendo a abrir cerraduras. Aunque no se puede afirmar que sea un juego simple, sí que la introducción es lo suficientemente amable como para mostrar un entorno controlado donde probar los límites de Kingdom Come Deliverance.
Una inmersión con mayúsculas
Ahora mismo he pasado el prólogo, por lo que tengo el mapa abierto. Sin embargo, no tiene sentido que me lance a explorar un entorno tan hostil sin caballo y con todo tipo de bandidos acechando en los caminos. Mi partida lleva horas siendo sinónimo de entrenamiento con el arco y la espada en la ciudad de Rattay, con la esperanza de aprender a defenderme lo suficiente como para acudir al emplazamiento de un escriba pueda enseñar a Henry a leer sin tener que temer por mi vida.

El que Kingdom Come Deliverance me exija como jugador más que aporrear un botón para acabar con legiones enemigas, o que requiera que haga algo más que limpiar un mapa de interrogaciones ha sido todo un bálsamo en tiempos convulsos. Las actividades mecánicas de la mayoría de RPGs son satisfactorias como pasatiempo, pero carecen del componente de inmersión que necesitaba para mantener mi mente ocupada.
Mi aventura con Henry ha sido sanadora, y creo que necesitaré seguir a su lado más tiempo durante las próximas semanas. La esperanza es que, al igual que le sucede al protagonista, poco a poco pueda ir dejando los traumas del pasado e ir forjando un futuro donde los días sean algo más brillantes. Y acabármelo para jugar la segunda parte, claro.
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La noticia
Es la principal razón por la que algunos no quieren saber nada de Kingdom Come Deliverance, pero me ha salvado en una de las peores semanas de mi vida
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
José A. Mateo Albuerne
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