"Fue un gesto de solidaridad con nuestra familia": Alejandra Rubio justifica a Carlo Costanzia tras el vídeo desde la cárcel de Turín

Después de varios días de tormenta mediática por los gritos lanzados junto a Carlo Costanzia frente a la cárcel de Turín, Alejandra Rubio ha reaparecido en Vamos a Ver con un tono más sereno de lo habitual: "Me he equivocado muchas veces. Tengo que volver a mi camino", ha reconocido en un intento de reconducir la imagen que ella misma ha complicado con su forma de gestionar la polémica.

Rubio ha asegurado que muchas de las situaciones que ha vivido en los últimos meses se le han hecho cuesta arriba: "Me han venido grande muchas situaciones. Tenía una vida tranquila", confesaba, dejando entrever que el frenesí mediático que rodea su relación y su vida pública le ha pillado sin herramientas para afrontarlo con cabeza. "Tengo que aprender también a llevarlo", añadía con honestidad. Aun así, insistía en que se considera una privilegiada: "Me van las cosas bien, vivo bien y estoy contenta".

Sin embargo, su relato deja también un poso de cierta inmadurez. Alejandra admite que ha sido ella misma quien ha generado buena parte de la polémica: "He creado todo esto por no gestionarlo bien. Si me hubiera tomado las cosas de otra manera, no habría noticia". Y, aunque es un paso importante reconocer los errores, la repetición de estos (y la forma en que se justifica) recuerda a los tropiezos mediáticos de su madre y de su tía, Terelu y Carmen Borrego, donde la exposición y el drama parecen ir siempre de la mano.

Alejandra Rubio

"Estoy con la escopeta cargada todo el día", decía hoy, sin perder ese tono de defensa anticipada que a veces la hace sonar más enfadada que consciente. "No permito que me digan nada sobre este tema. Es algo que me duele mucho". Y es en esa frase donde se resume buena parte de su conflicto: quiere la visibilidad y dinero, pero no las consecuencias.

En cuanto al vídeo de Carlo gritando a las puertas de la prisión, Alejandra no se desmarca. "Lo colgó él, y me pareció bien", decía, asumiendo su parte aunque sin demasiados matices. "Para mí fue un gesto de solidaridad con unas personas de nuestra familia que lo están pasando mal. Ellos han cometido un error y están condenados. Yo no tengo que hablar de eso públicamente".

"Mi opinión se quedará en casa", ha sentenciado finalmente. Una declaración que suena a propósito de enmienda, aunque el historial no juega a su favor. Alejandra no lo tiene fácil, y ella misma lo sabe. Pero si quiere construir un camino más sólido en los medios, necesita algo más que pedir perdón: necesita madurar en escena.

Fotos | Telecinco 

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