El pueblo marinero de Galicia que ha sido olvidado por los turistas. Sus playas son perfectas, pero están vacías

Hoy hacemos una escapada al norte, a respirar el olor a mar de las tierras gallegas más desconocidas y alejadas. Allí, donde los acantilados se encuentran con el mar Cantábrico, entre calas recónditas y escarpadas, se esconde O Vicedo. Este diminuto reducto marinero de Lugo se ha salvado del turismo de masas, manteniendo su esencia tradicional ligada al mar.

O Vicedo no destaca por sus monumentos históricos o por sus restos arqueológicos, aunque tiene un par de castros por las cercanías. Su punto fuerte es la naturaleza más salvaje, con paredes de rocas imponentes y playas de arena blanca que aún no han sido devoradas por la multitud, como le ha pasado a Cudillero. Aquí aún hay autenticidad que descubrir.

Iglesia de San Esteban de Vicedo

El propio pueblo de O Vicedo está hecho para pasear con calma entre callejuelas sinuosas y un puertito tradicional, lleno de barcas de pesca destartaladas en el mar.  Podemos visitar algunos vestigios de la historia de esta localidad, como la antigua fábrica de salazón sobre la playa de Caolín, la iglesia de San Esteban de Vicedo del siglo XVII, con un precioso retablo neoclásico en su interior; o el Ponte de Vicedo, un puente metálico de principios de siglo con vistas a la desembocadura del río Sor.

Playa de Arealonga

Con todo, volvemos a lo que es el mayor atractivo de este reducto marinero: su litoral. O Vicedo está rodeado de arenales blancos preciosos. La playa de Arealonga es la más cercana al pueblo, protegida del viento por colinas boscosas. La playa de Xilloi tiene unas vistas espectaculares al puerto de Bares y está preparada para un día playero en familia, con servicios, chiringuito y vigilancia. También están las playas de Vidreiro y Area Grande, igual de bonitas, para darnos mil opciones de veraneo diferentes.

Pero O Vicedo no es solo para los amantes de playa. Los que disfrutan de la naturaleza haciendo senderismo encontrarán aquí uno de los caminos más bonitos de España. Se trata del sendero de Fuciño do Porco, que recorre acantilados con vistas al océano Atlántico y el mar Cantábrico, entre riscos, hasta llegar a un cabo elevado. Desde ahí podemos divisar la isla Coelleira, donde solo vive un farero y algunas familias de agricultores. Esta escapada es para recordar la Galicia más auténtica.

Fotos | Aloha Camp, Wikipedia Commons, Turismo de O Vicedo, A Mariña Lucense, Punta Fuciño do Porco.

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