Esta durísima distopía te explica que el "make America great again" tiene un precio, y tienes que verla

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Lo primero es poneros sobre aviso: La Larga Marcha es una película durísima. Tremenda. En su sinceridad abrumadora resulta desagradable y dolorosa. Da igual que te hayas leído el libro. Yo lo he hecho dos veces y la adaptación de Francis Lawrence (sí, el de Los Juegos del Hambre, curiosamente) me ha revuelto y seguramente sea una de mis películas preferidas del año. Para mí es la Civil War de 2025, pero no es una película fácil de digerir porque es una película sobre la vida, y como todas las obras que hablaban de la vida, o de vivir, resulta complicada.

Una historia de supervivencia y dolor

La Larga Marcha, basada en la novela homónima de Stephen King escrita bajo el seudónimo de Richard Bachman, porque en su momento pensó que el libro interesará amenos a la gente si los lectores pensaban que era otro libro más de Stephen King. Y no es, ni de lejos, otra historia más de Stephen King. La historia nos sumerge en un Estados Unidos alternativo donde 50 jóvenes son elegidos por sorteo para participar en un macabro concurso de resistencia. La regla es sencilla: deben mantener un ritmo mínimo de cinco millas por hora sin detenerse, y si fallan, reciben un aviso. Tres avisos y la penalización es directa y brutal: un disparo a quemarropa. El último en pie obtiene un premio que se nos deja ambiguo, un deseo que representa la culminación de una sociedad que premia la resistencia hasta la muerte, haciendo de estos chavales ejemplo de lo que, según esta nueva sociedad, es necesario para hacer a Estados Unidos grande otra vez.

Una fábula de la vida y el mundo actual

El guión de J.T. Mollner lo deja muy claro desde el principio: la historia no se esconde. Mientras la novela de King ofrecía un contexto más difuso sobre el origen y la naturaleza de la Larga Marcha, la película actualiza con cuatro pinceladas mínimas la trama para situarla en un mundo reconocible y aterradoramente plausible. La Larga Marcha se convierte así en una fábula terrible, como todas las fábulas, que habla del mundo ahora, y de la vida en general. Nos habla de política, de decisiones individuales, de la presión social y de la violencia que nos rodea.

La vida no es más que una línea de dolor, esfuerzo y suerte, da igual las vueltas que de el camino

En la película, se percibe una crítica abierta a las consecuencias permisibles del movimiento MAGA y de su esfera de influencia social y política. La competición no surge en el vacío: es un reflejo extremo de una sociedad que premia la perseverancia ciega, el patriotismo retorcido y la obediencia sin cuestionamientos. Los jóvenes voluntarios marchan no solo por ellos mismos, sino por un sistema que convierte la supervivencia en espectáculo y que exige la sumisión de todos los ciudadanos.

La Larga Marcha 6

Una distopía bélica sin guerra

La Larga Marcha es, en esencia, una distopía que nos habla de un futuro posible, pero no muy distante, por desgracia. Es una película bélica sin guerra: el campo de batalla es la carretera, el enemigo no dispara proyectiles de artillería sino que observa, juzga y sanciona la menor desviación del ritmo impuesto. La versión pop del "¡Ay del que se salga de la fila!" de Ludwig Harig. Los paisajes desolados de una América alternativa refuerzan la sensación de un país vacío, controlado y al límite, que aguanta por la mera costumbre de aguantar.

El terror de la película no se encuentra en monstruos o explosiones, sino en la resistencia humana, en el peso de cada paso, y en lo más aterrador de todo: vivir. Porque vivir es dejar cosas atrás, una tras otra. Da igual que tomes buenas o malas decisiones, todo queda atrás. Cada milla recorrida, cada conversación entre los chavales, y cada muerte que ocurre en medio de la carretera genera un impacto emocional que recuerda a nuestro drama de la supervivencia constante, un paso detrás de otro, un día más, un día menos. La angustia es palpable: es el horror de la persistencia, de la agonía de la juventud forzada a competir hasta el límite de sus cuerpos y mentes, y de ahí cada uno que valore su propio agotamiento vital y esas carrera tras la zanahoria que impone nuestro sistema social, económico y política. Camina o muere, como la vida misma. Y cuando has terminado de andar, cuando ya has ganado esta horrible carrera, ¿qué?

La Larga Marcha 5 Mark Hamill, nuestro querido Luke Skywalker, tiene un interesante papel en La Larga Marcha

Un viaje de amistad y sufrimiento

El corazón de la película son los jóvenes actores que interpretan a los caminantes, especialmente Cooper Hoffman como Ray Garraty y David Jonsson como Pete McVries. Magníficos, extraordinarios. Hoffman encarna a Garraty con un equilibrio perfecto entre determinación y vulnerabilidad. Su personaje no solo quiere ganar: necesita ganar para dar sentido a su vida, para enfrentar la tragedia de su pasado y para intentar cambiar el mundo que lo oprime. La interpretación de Hoffman hace que el espectador sienta cada paso, cada agotamiento, cada sacrificio. Jonsson, por su parte, ofrece un contrapunto optimista y humano: Pete es un joven marcado por dificultades, pero que elige la bondad y la empatía como guía. Su relación con Garraty da profundidad emocional a la película, ofreciendo momentos de ternura en medio de un horror constante. Juntos, forman el corazón moral en la historia de un grupo de caminantes que poco a poco se convierte en un coro de voces, rostros y destinos que desaparecen de manera brutal con cada kilómetro de asfalto. 

La Larga Marcha 3

La crudeza como lenguaje cinematográfico

Una de las mayores virtudes de la película es cómo la dureza de la trama se convierte en lenguaje cinematográfico. Es una película muy pequeña, con un presupuesto de 20 millones de dólares. La cámara sigue de cerca a los protagonistas, captando la fatiga, la tensión y la desesperación en planos cercanos y al mismo tiempo utiliza encuadres largos para mostrar la distancia entre los jóvenes y la sociedad que los observa. La repetición de pasos, avisos del megáfono y disparos se convierte en un ritmo casi musical que recuerda que la vida no es más que una línea de dolor, esfuerzo y suerte, da igual las vueltas que de el camino.

¿Por qué  el dolor y en sufrimiento ajeno, por comparación, nos parece inspirador o motivacional? ¿Qué tipo de filosofía vital enferma es esa?

Lawrence y Mollner no suavizan nada. Cada muerte es explícita, cada fracaso tiene consecuencias inmediatas y todos los espectadores quedan invitados a reflexionar sobre la moralidad de observar sufrimiento por entretenimiento. Aquí nada nuevo, desde Los Juegos del Hambre, a Battle Royale o Perseguido. Pero no deja de ser un espejo inquietante de nuestra propia sociedad de reality shows, competiciones mediáticas, y en un plot twist que creo que casi ninguno ves venir, noticias y telediarios. Preguntémonos, como el propio film, por qué  el dolor y en sufrimiento ajeno, por comparación, nos parece inspirador o motivacional. ¿Qué tipo de filosofía vital enferma es esa?

La Larga Marcha 2

Filosofía, esperanza y responsabilidad

A pesar de lo cruda que es La Larga Marcha, también es filosófica y profundamente humana. Nos recuerda que la vida consiste en tomar decisiones, enfrentarse al sufrimiento, dejar cosas atrás y valorar la compañía de otros y cada momento que vivimos. Aunque el tono es sombrío y muchas veces desesperanzador. La película es dura, cruda, filosófica y no deja lugar a la esperanza, por eso mismo es necesaria que la vea cuanta más gente mejor, porque habla de las cosas que son importantes y porque ojalá así sí podamos encontrar esa esperanza que le falta a la peli en el mundo real.

La película no solo potencia la larga y agónica marcha de los protagonistas, sino que consigue hacer que cada paso y cada muerte tenga un peso real y tangible. Aligera algunas partes del material original, sí, pero refuerza el dramatismo, la crudeza y el impacto emocional de la historia. La Larga Marcha llega a los cines de España este 14 de noviembre, y con ella Lawrence y Mollner logran que incluso quienes conocen la novela puedan sentirse atrapados y conmovidos por una narrativa que no deja respiro. La combinación de dirección, guion y actuaciones hace que La Larga Marcha se convierta en un relato sobre la vida, la política, la responsabilidad, la culpa y el enfoque vital de cada cual.  Si ya has leído el libro, y sabes cómo acaba, da igual, porque te va a sorprender.

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La noticia Esta durísima distopía te explica que el "make America great again" tiene un precio, y tienes que verla fue publicada originalmente en 3DJuegos por Chema Mansilla .