España seguirá adelante con el apagón nuclear: una rocambolesca votación en el Congreso deja intacto el cierre

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Lo que empezó como un movimiento del PP para reabrir el debate sobre las nucleares terminó siendo una de las votaciones más ajustadas de la legislatura. La enmienda que pretendía borrar las fechas de cierre de Almaraz, Ascó y Cofrentes cayó por un solo voto, gracias —para sorpresa de casi todos— a la abstención de Junts.

El recuento final dejó una fotografía insólita: 171 votos a favor, 171 en contra y siete abstenciones de Junts. El Gobierno respiró aliviado, aunque el debate de fondo —qué hacer con la energía nuclear en pleno auge de la demanda eléctrica— permanece más abierto que nunca.

El Congreso frena la enmienda nuclear del PP. La enmienda introducida por el PP en la Ley de Movilidad Sostenible pretendía eliminar de las órdenes ministeriales las fechas de cese definitivo de explotación de las centrales de Almaraz, Ascó y Cofrentes. Con ello, los populares buscaban abrir la puerta a posibles prórrogas, especialmente en un momento en el que las propietarias de Almaraz ya han pedido formalmente ampliar su vida útil hasta 2030.

Según El País, Junts dejó en vilo la votación hasta el último momento, manteniendo la incógnita sobre si votaría con el PP y Vox o apoyaría al Gobierno. Su abstención, finalmente, inclinó la balanza. El movimiento sorprendió incluso por el contexto político: venía apenas 24 horas después de un duro enfrentamiento entre Míriam Nogueras y Pedro Sánchez, en el que la portavoz de Junts acusó al presidente de “cínico e hipócrita”. Sin embargo, en la votación la estrategia fue otra porque Cataluña consume más electricidad de origen nuclear que ninguna otra comunidad. 

¿Qué significa realmente este rechazo? Aunque políticamente la votación tuvo un enorme impacto, técnicamente las cosas quedan más o menos igual. La enmienda no habría prorrogado automáticamente la vida de las centrales, pero sí habría modificado órdenes ministeriales sin requerir el informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), un requisito obligatorio por ley.

Además, recordaban un precedente: en 2012, el propio PP exigió ese informe cuando reabrió la discusión sobre la central de Garoña. La tensión se amplificó porque el debate no tenía relación directa con la Ley de Movilidad, una norma ligada a la recepción de 10.000 millones de euros de fondos europeos, como subrayan varios medios. La enmienda del PP introducía así un elemento energético en un texto sobre movilidad sostenible, lo que aumentó el malestar entre los socios del Gobierno.

Entonces, ¿sigue vigente el calendario de cierre nuclear? Sí. Con la caída de la enmienda, el calendario pactado en 2019 entre Gobierno, Enresa y las eléctricas permanece intacto. El calendario, como ya hemos explicado, queda así: 

  • Almaraz I: cierre en 2027
  • Almaraz II: 2028
  • Cofrentes: 2030
  • Ascó I y II: entre 2030 y 2032
  • Vandellós II y Trillo: hasta 2035

No obstante, el hecho de que el calendario siga en pie no significa que la prórroga esté descartada. A diferencia de lo que puede parecer, el rechazo de la enmienda no impide que las empresas pidan una prórroga ni bloquea que el Gobierno pueda autorizarla. Según recordó el propio Ejecutivo —como cita El País—: "El derecho a solicitar una ampliación no lo crea una orden ministerial, sino la normativa vigente". De hecho, como se menciona más arriba, Iberdrola, Endesa y Naturgy ya han solicitado formalmente que Almaraz siga operativa hasta 2030. 

Choque administrativo. El verdadero problema es técnico y burocrático. Según El Independiente, el procedimiento burocrático se ha cruzado de forma inesperada: el CSN puede tardar hasta un año en emitir su informe, pero la normativa obliga a la central a solicitar el cierre en marzo de 2026, si el calendario no se revisa antes. Eso significa que Almaraz podría estar pidiendo cerrar mientras el CSN evalúa si puede seguir funcionando. Un escenario que nadie pensó en 2019 y que añade más incertidumbre a la transición nuclear.

Todo lo que engloba la nuclear. A eso se suma la posición del Gobierno. La ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, ha reiterado en varias ocasiones las tres líneas rojas del Ejecutivo, que la ampliación no suponga costes para los ciudadanos, garantía de seguridad nuclear y seguridad del suministro. 

Sin embargo, estas tres condiciones chocan precisamente con el diagnóstico que hacen las eléctricas: operar las centrales más allá de 2027 con la carga fiscal actual es económicamente inviable si el mercado no supera los 65-70 €/MWh. Los precios previstos rondan los 55, por lo que Iberdrola y Endesa insisten en que mantener el parque nuclear abierto requiere aliviar impuestos que, según el Ministerio, acabarían repercutiendo en la factura de los consumidores.

El debate económico no termina ahí. El fondo de Enresa para el desmantelamiento de las centrales solo cubre el 43% del coste real. Según cifras a las que hemos tenido acceso en Xataka, existe un agujero de 11.600 millones de euros aún no financiados, un dato que sobrevuela cualquier discusión sobre plazos y prórrogas

¿Puede España prescindir de la nuclear? La cuestión de fondo ya no es política, sino técnica. España quiere construir un sistema 100% renovable, pero aún está por demostrar que la red puede sostener ese modelo sin la estabilidad que aporta la energía nuclear.

Los nuevos sistemas digitales que deben sustituir la inercia de los reactores todavía están en fase de pruebas, y la CNMC ha detectado inconsistencias en los procedimientos de control de frecuencia y voltaje. En paralelo, regiones con fuerte crecimiento industrial y digital —como Aragón, que vive un boom de centros de datos— alertan de que la red está prácticamente al límite.

En pocas palabras: las empresas piden tiempo; los territorios piden certezas; el Gobierno pide garantías.

Un cierre oficial, pero un debate abierto. El Congreso ha cerrado la puerta a la vía rápida del PP, pero no ha cerrado el debate nuclear. Sobre el papel, el calendario sigue intacto; en la práctica, la transición convive con tensiones técnicas, intereses industriales y territorios que temen qué vendrá después.

La pregunta ya no es si se puede alargar la vida de las centrales, sino si prolongar el problema de fondo —los residuos, los costes crecientes y una red que aún no está preparada— es realmente una solución. La nuclear ofrece tiempo, pero también factura. Y un país que aspira a un sistema limpio y estable no puede permitirse eternizar la incertidumbre.

Por eso, más allá de la votación, la verdadera discusión sigue abierta en el terreno donde no se vota: en la ingeniería, en la economía y en la planificación. Allí se decidirá si el calendario se cumple o si se vuelve a escribir.

Imagen | ForoNuclear

Xataka | Cómo funciona una central nuclear por dentro: del uranio al enchufe, paso a paso

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La noticia España seguirá adelante con el apagón nuclear: una rocambolesca votación en el Congreso deja intacto el cierre fue publicada originalmente en Xataka por Alba Otero .