Hay una escena de El Señor de los Anillos que no le gustaría a Tolkien, aunque es de mis favoritas de El Retorno del Rey

Hay una escena de El Señor de los Anillos que no le gustaría a Tolkien, aunque es de mis favoritas de El Retorno del Rey

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Tengo tele nueva. Lo sé, no es la forma en que querríais empezar a leer un texto sobre El Señor de los Anillos, pero resulta que esta pequeña muestra de ociosa necesidad por mi parte me ha recordado una escena que amo de El Retorno del Rey, aunque Tolkien seguro que la detestaría. Porque, para probar mi nueva pantalla, desempolvé los UHD de El Señor de los Anillos, en versión extendida obviamente, y mientras llegaba a uno de los clímax más grandes del cine, la batalla de los Campos del Pelennor, me maravillé una vez más con la pelea entre Gandalf y el Rey Brujo. Breve, sí, pero suficientemente buena como para que aún a día de hoy la recuerde de principio a fin; también inconsistente según el universo del británico.

Para los que no la recordáis, tranquilos que no voy a disparar al aire sin poneros en contexto. En los 201 minutos que dura El Retorno del Rey en su versión estándar, la edición de la batalla de Gondor y la posterior llegada de los Rohirrim es mucho más cinemática y emocional. La orquestación de Howard Shore, sumada a los versos cantados por la Orquesta Sinfónica de Londres mientras vemos a los gondorianos ser arrasados por los orcos para luego escuchar, como un grito de auxilio respondido, los cuernos de Rohan, crea una escena que eriza la piel.

Sin embargo, la versión extendida rompió esa escena con un añadido, ni mejor ni peor, pero sí capaz de reforzar el clímax. En esta versión, Pippin no avisa a Gandalf de la quema de Faramir después de que los Rohirrim toquen el cuerno, sino antes. Aquí, la dupla de la Comunidad del Anillo cabalga a la parte alta de Minas Tirith y se topa con un Rey Brujo que, hilando con otra escena previa de la misma edición extendida, había prometido al general Gothmog "acabar con el mago". Aquí vemos a un Gandalf derrotado, reforzando el drama de la escena a pocos segundos de una muerte segura, evitada por los Rohirrim.

¿Qué dicen los libros de Tolkien?

El problema no está en la puesta en escena ni en la interpretación de Ian McKellen, que logra dotar a Gandalf de toda la dignidad que exige el personaje arrastrándose por el suelo, sino en lo narrativo. En los libros de Tolkien, Gandalf jamás es derrotado por el Rey Brujo. De hecho, ni siquiera llegan a cruzar armas. En el texto original, Tolkien describe la llegada del Rey Brujo a la puerta de Minas Tirith como un acto de poder absoluto. El espectro derriba la Gran Puerta con un golpe de su maza encantada —no la espada flamígera que "derrota a Gandalf"—: "El ser que había derribado sus puertas gigantescas estaba allí, de pie, negro y terrible ante el sol naciente" (El Retorno del Rey, Libro V, Cap. IV, "El sitio de Gondor").

Ted Nasmith Gandalf contra el Rey Brujo de Ted Nasmith

Sin embargo, pese a la magnitud del momento, la narrativa se centra en un enfrentamiento de voluntades: Gandalf espera al enemigo sobre Sombragrís, en un silencio cargado de significado. Tolkien, como narrador, enfatiza que se trata de un choque más espiritual que físico. Lo presenta así: "No pasará, dijo Gandalf. Y el Caballero Negro se detuvo, y hubo un silencio mortal". Pero el Rey Brujo se retira en ese instante, lo que implica que no podía, o al menos no quería, medirse directamente con el Maia disfrazado de anciano. Con esto, Tolkien priva al lector de un desenlace y reserva el destino del Nazgûl para otra escena.

¿Quién es más fuerte, el Rey Brujo o Gandalf?

Lo que Jackson hace en la película es darle un giro para subrayar el poder del Nazgûl. Y aunque funciona como recurso dramático, relega a Gandalf a una posición de debilidad que resulta inconsistente con la mitología tolkieniana. Gandalf no es un simple mago humano, sino un enviado de los Valar, un espíritu de la misma naturaleza que Sauron, aunque contenido por límites estrictos que le obligan a guiar sin dominar. En otras palabras: su poder es enorme, pero está autocontrolado por un mandato divino.

Rey Brujo

El Rey Brujo, en cambio, es un espectro atado al Anillo Único y a la voluntad de Sauron. No es un simple hombre en una armadura, por supuesto, y en la Guerra del Anillo demuestra su capacidad de aterrorizar ejércitos enteros. Sin embargo, nunca fue presentado por Tolkien como una entidad capaz de superar directamente a Gandalf. De hecho, el propio autor afirmó en la Carta 156 que Gandalf habría podido derrotar al Rey Brujo si el enfrentamiento se hubiese producido, aunque no sin dificultad. La diferencia está en que Tolkien quería reservar el destino del Nazgûl para un clímax distinto: su muerte a manos de Éowyn y Merry, cumpliendo la profecía de que "ningún hombre mortal lo mataría".

Eu muerte a manos de Éowyn y Merry cumple la profecía de que "ningún hombre mortal lo mataría"

Al darle al Rey Brujo una "victoria" contra Gandalf en la gran pantalla, Jackson rompe esa construcción. Puede argumentarse que busca intensificar el dramatismo visual en detrimento de la coherencia textual. El cine demanda espectáculo, y presentar al Rey Brujo como una amenaza tangible que derrota al héroe es un recurso eficaz para elevar la tensión narrativa, más aún en un contexto donde ningún espectador, con tanta épica en pantalla, analizará al momento esa escena.

Rey Brujo

Ver a Gandalf perder es un golpe emocional fuerte para el espectador, porque rompe nuestra expectativa de que los héroes siempre tengan la ventaja. Pero incluso aquí, cuando analizamos en detenimiento esta situación, Jackson consigue que los "problemas" se disipen con la explosión del báculo del mago. El neozelandés hace un movimiento narrativo casi mágico: las escalas de poder en el cine son más difíciles de prever porque todo está sujeto al guion, y con el adiós al báculo —uno que antes había sido usado para traer de vuelta a Théoden de manos de Saruman o para servir de foco de luz para espantar a los Nazgûl en la huida de Osgiliath— Gandalf enfrenta el final de la historia desde un lado más humano. Jackson siempre trató la Tierra Media desde un aspecto más real y mundano, y aún con problemas, esta escena enfatiza esa "batalla a la desesperada" en la Puerta Negra.

Así, queda como una paradoja: una de las escenas más memorables de la saga cinematográfica, y al mismo tiempo una de las que más contradice el espíritu original de la obra. Una secuencia que admiro por su fuerza visual y que critico por su falta de coherencia, para luego aplaudir la decisión de Jackson aunque fuese arriesgada y a pecho descubierto. En otras palabras: una favorita personal, aunque me empeñe en recordarme que nunca debió haber ocurrido de esa manera.

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La noticia Hay una escena de El Señor de los Anillos que no le gustaría a Tolkien, aunque es de mis favoritas de El Retorno del Rey fue publicada originalmente en 3DJuegos por Alberto Lloria .