Si tienes entre 30 y 40 años seguramente estés cansado de ir a bodas. Hay algo peor: bodas donde no sirven alcohol

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En medio de una pista de baile rodeada de luces tenues y mesas decoradas con flores silvestres, alguien pide un “mocktail de frutos rojos con albahaca”. No hay brindis con cava, ni copas de vino blanco. En definitiva, no hay alcohol. Y cada vez son más las bodas que están reescribiendo el guion nupcial: adiós al champán, hola a los mocktails con flor de hibisco y a las pistas de baile sin tropiezos.

¿Cómo que sin alcohol? Cada vez más parejas están decidiendo conscientemente eliminar el alcohol de sus celebraciones. Las motivaciones son diversas: estilo de vida saludable, antecedentes de adicciones, razones religiosas, o simplemente el deseo de evitar el típico drama de borrachos en la fiesta.

En un reportaje para The Wall Street Journal, Gracie Giambrone, una profesional del marketing en Tampa (Florida), lo resume con claridad: “Si es un día sobre nosotros, no tiene sentido poner alcohol solo para complacer a otros”. En lugar de una barra libre, optará por chefs en vivo cocinando paella y una estación de café artesanal.

Tradición vs tendencia. Aquí viene el choque. Algunos invitados no lo entienden y tampoco lo disimulan, como es el caso de la influencer estadounidense Siobhan McCaffrey. Entrevista por el medio estadounidense no dudó en calificar la experiencia como "la peor boda de su vida" tras asistir a una celebración en París. “Tu boda no es solo sobre ti, también se trata de crear una buena experiencia para los demás”, declaró también al WSJ.

Y es que, pese al crecimiento del movimiento sobrio, la mayoría de las bodas siguen apostando por el alcohol. Según el Informe del Sector Nupcial 2025 de Bodas.net, en España el 94% de las parejas afirma haber servido alcohol en su celebración. Además, para el 81%, sigue siendo directamente “imprescindible”.

Un ligero cambio. No obstante, hay matices: solo el 58% de las parejas contrató barra libre para la fiesta final, una ligera bajada respecto al año anterior. Y lo más interesante: los mocktails, cócteles sin alcohol, están en auge. “Cada vez se trabajan más para que estén a la altura de los clásicos con alcohol”, ha señalado en El Periódico Albert de O'Drink Coctelería Molecular. De hecho, en su carta, un tercio de los cócteles ya son sin alcohol.

El debate se derrama en redes. La influencer argentina Sol Carlos, con más de siete millones de seguidores en TikTok, fue tendencia por una decisión radical: su boda no tendría ni una gota de alcohol. “Ni mi pareja ni yo tomamos casi nunca. Tal vez ese dinero lo invertimos en un show donde todos disfrutemos”, dijo en uno de sus vídeos más comentados (ahora no disponible).

Las reacciones no tardaron. Algunos apoyaron su decisión con un contundente “la boda es de ustedes”. Otros pidieron un “punto medio”: algo de alcohol, pero sin excesos. También fue criticada por su intención de no invitar niños: “En varias bodas que fui, los niños destruyeron decoraciones y nadie les dice nada”, argumentó. Lo cierto es que el debate ya no gira solo en torno a lo que se bebe, sino a cómo redefinimos el sentido de la fiesta.

Hay un cambio generacional. Detrás de esta tendencia hay una nueva generación que empieza a reconfigurar el ecosistema. La Generación Z, nacida entre 1997 y 2012, ya representa casi el 20% de las parejas que se casan en España, según Bodas.net. Y con ellos llega una nueva manera de celebrar: más personalización, menos protocolo, y una relación distinta con el consumo.

Como ya hemos detallado en Xataka, esta generación protagoniza un nuevo underground de ocio que incluye raves sin alcohol, zonas de descanso y experiencias sensoriales diseñadas para “sanar a una generación rota por el estrés”. Para muchos jóvenes, emborracharse ya no es sinónimo de divertirse, y el bienestar emocional y físico prima incluso en días festivos.

Reescribiendo las bodas. Y no es solo el alcohol lo que está cambiando. También los menús. En plena explosión de la alimentación consciente, las bodas veganas han ganado protagonismo. Así lo mostró la tiktoker @rocio.girasol, que narró un banquete 100% vegano: jamón y queso sin origen animal, croquetas de coliflor, chistorra vegana y brownies de chocolate. Aunque las opiniones fueron divididas, el vídeo superó las 25.000 reproducciones. El debate es el mismo: ¿vale todo en una boda, si refleja la identidad de la pareja?

¿Para qué te casas? A lo mejor está ahí la respuesta, porque por fin están dejando de ser rituales encorsetados para convertirse en expresiones personales. Algunas parejas eligen lujo clásico, otras prefieren celebraciones tipo feria o fiestas íntimas con decoración sostenible. Lo importante ya no es cumplir con expectativas ajenas, sino sentirse representado.

Y eso está muy bien. Pero también conviene recordar el contexto: hoy las bodas ya no son solo rituales emocionales, sino eventos de alto voltaje económico, logístico y social. En España se celebran más de 160.000 bodas al año, según el INE, con un gasto medio por enlace que supera los 20.000 euros. Los invitados, por su parte, suelen asumir regalos entre 150 y 250 euros, aunque la boda no les apetezca, no les convenga o no les quede ni remotamente cerca. Van porque “es lo que toca”.

En medio de esa maquinaria emocional y financiera, el alcohol había quedado como el único consuelo colectivo. La barra libre era el premio: lo que justificaba el gasto, las horas de viaje y hasta la camisa mal planchada. Y ahora, también eso desaparece. Esta nueva generación no solo cambia el menú o el protocolo: elimina la borrachera pactada. ¿Es una revolución o una traición? Depende de a quién le preguntes. Pero si vas a casarte por ti y por los tuyos, no olvides que hay muchos otros que —aunque no lo digan— están ahí solo por vosotros.

Imagen | Unsplash

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La noticia Si tienes entre 30 y 40 años seguramente estés cansado de ir a bodas. Hay algo peor: bodas donde no sirven alcohol fue publicada originalmente en Xataka por Alba Otero .