Llevo años buscando sin éxito a Fallout en mil RPG distintos. Lo que jamás imaginé es que lo encontraría en Grounded 2

Fallout 3 y Fallout New Vegas me alucinaron. Me llegaron muy adentro, en serio. Los amo. Yo venía de jugar a muchísimo JRPG desde la época de NES. Quizás fue porque no había tenido mucho contacto con el RPG occidental, quién sabe. Pero lo cierto es que el mundo abierto de estos dos juegos, su sistema V.A.T.S., su humor loquísimo y esa sensación de descubrimiento tan fantástica y tan constante calaron en mí. Y como hacemos todos una vez que probamos algo que nos gusta, al terminarlos no pude evitar buscarlos en otros juegos. La búsqueda no fue fácil. Estos dos Fallout no están ni en sus antecesores ni en sus predecesores, son su propia cosa. Obsidian lo sabe, por eso ha hecho The Outer Worlds, a ver si colaba. Pero The Outer Worlds no es Fallout 3 o New Vegas, ni tampoco lo es Avowed. Quién me iba a decir a mí que lo que buscaba lo encontraría en Grounded 2.

He podido disfrutar durante las últimas semanas de su acceso anticipado previo a su primera versión jugable, tanto de su campaña como de la exploración de su mundo todavía en construcción. Me he subido a hormigas rojas para ganarme el respeto del hormiguero, he construido un campamento, mesas de trabajo y criadores y he analizado muchos ingredientes para ganar puntos de ciencia. He fabricado armas, armaduras… Pero no es nada de eso lo que más me ha gustado de Grounded 2, sino lo muchísimo que Obsidian se ha acercado a la esencia de esos Fallout, y lo ha hecho sin viajes espaciales, radioactividad, mutantes ni gore explícito. Siendo muy diferente ha conseguido tener un corazón muy similar.

Para empezar, tengo que deciros que he jugado a Grounded 2 en solitario. Elegí a uno de los chicos que protagonizaron el juego original y me puse al lío. Desde el primer momento en el que empiezas a jugar, notas que hay algo diferente con respecto al acceso anticipado del primer Grounded. Esta secuela es mucho más madura y mejor rematada, aquí Obsidian se cree mucho más su producto. No notas que sea un juego experimental ni una travesura, sino un videojuego con ganas de entregarte una aventura sólida.

Cuando jugué al original, el título me gustó, pero creo que no logró desarrollar toda su personalidad hasta que lo hicieron evolucionar con los años. Esta continuación transmite todo lo contrario, es un juego sólido que tiene muy claro lo que quiere ser. La gracia de descubrir ciudades nuevas en Fallout 3, neveras, animales o cosas en general, era que todo lo que te encontrabas lo conocías por verlo en la tele o en tu vida cotidiana. Fallout 3 le pasaba a todo un filtro radiactivo y político, y tú te morías por descubrir cómo era ahora una tostadora, un robot de cocina o una cucaracha siendo pasado por ese filtro. Grounded 2 tiene esa misma filosofía, solo que cambia el efecto de las bombas atómicas por la miniaturización.

En Grounded 2 da muchísimo placer descubrir cosas nuevas

En tus viajes por el parque en el que juegas te encontrarás monedas, que aquí son gigantes, latas de refresco, folletos, mosquitos, charcos… Todo es familiar pero a la vez impresionante. Para lograr este efecto "wow", Obsidian ha diseñado muy bien el terreno de juego. Las alturas ocultan siempre un nuevo descubrimiento. De repente te encuentras un camino angosto que sigues y desemboca en algo genial y ¿eso es un mosquito? ¡Mejor salgo por patas! Luego hay una cueva, un cambio brusco de bioma o ves a lo lejos un material que no conoces, y necesitas ir a por él. Todo esto ya estaba en el original, pero en Grounded 2 está todo preparado para que funcione muchísimo mejor, para que me recuerde más que nunca a lo que sentí al jugar a Fallout 3.

Ahora estaréis pensando que se me está yendo la olla y que no puede ser tan Fallout. Solo os diré que al principio del juego te colocan un Pip-Boy en el brazo para consultar el mapa y tus estadísticas. Menuda casualidad, amigos. Pues no lo es. Todo el juego se siente muchísimo más rolero ahora. Hay muchos jefes finales, hay muchas mazmorras muy retorcidas y bien diseñadas, hay clases propias de Dungeons & Dragons que se desbloquean al equiparnos una colección de equipo concreto, y monturas con las que la que la exploración se hace mucho más amena pero sin perder nunca su esencia, como sí pasa en Death Stranding 2.

Siguiendo con estas comparaciones, Grounded 2 tiene algo que ojalá estuviera en Fallout 3 o New Vegas. Por mucho que nos gustarán sus mundos de juego, tanto sus biomas como sus animales carecían de ningún tipo de coherencia. Cada criatura estaba ahí porque un desarrollador lo quiso, no porque tuviera sentido que viviera ahí por cómo era su mundo o cómo se alimentaba, pero en Grounded 2 no es así. Lleva a un nuevo nivel la coherencia de cada bicho que habita en su universo. Caminarás y te encontrarás con mariquitas que transitan a tu lado, mosquitos revoloteando sobre una laguna u hormigas que van a lo suyo. Os juro que es una sensación mágica, una que tampoco es fácil de encontrar en un JRPG. Sientes que has entrado en un mundo real, y esa realidad hace que sea muy agradable explorar, sobrevivir y morir.

No me imaginaba que Grounded 2 me fuera a gustar tanto

Grounded 2 continúa con la trama del primero, eso quiere decir que hay mil guiños a los años 80 y 90 como Netflix se imagina que fueron, una corporación maligna obstinada con el proceso de miniaturización y un humor muy chulo. El tono del título está entre The Goonies y Men in Black, y eso se mantiene constante durante toda la campaña principal que pude jugar. El desarrollo combina marcadores a seguir hasta mazmorras, jefes o desafíos con los que la historia avanza, y mucha exploración para chetarte o descubrir lo que quieras. Los gráficos también están a muy buen nivel, y por supuesto la banda sonora. Hay un buen trabajo de optimización de recursos ya que he podido jugarlo enteramente y casi sin problemas en una Steam Deck. Eso sí, si se juntan muchos bichos a la vez, hay caídas de frames. Y se juntan, vaya sí se juntan. Sobre todo si vais a por las mejores armas del juego.

Lo que más lata me ha dado es el sistema de construcción. No por nada, solo porque no disfruto demasiado construyendo bases. Siendo yo muy crítico con esto, he de decir que Grounded 2 pone todo de su lado para que no te agobies construyendo si no quieres. Para crecer en el juego hay que conseguir materiales y escanearlos. Al hacerlo conseguimos puntos de ciencia, con ellos se nos ocurren nuevas recetas porque nos volvemos más listos. Nuevas recetas implica nuevas construcciones y equipo más avanzado. Grounded 2 ha logrado que disfrute de su bucle jugable porque te anima a dejar atrás tu refugio para ir en busca de materiales, calculando con tino qué llevar y qué no en la mochila. Su noche es oscura y durísima, y sus bichos son difíciles de matar. La mariquita es fuerte como un toro, por ejemplo. Sabe cómo guiarte pero también cómo callarse para que seas tú al que se le ocurren cómo hacer las cosas. Tampoco es muy punitivo y puedes ajustar la experiencia para que sea tan difícil como tú quieras.

Grounded 2 no te pide que construyas más de la cuenta si lo que quieres es vivir una aventura rolera, pero también abre la mano para los que vengáis en pandilla a cazar bichos, hacer una base grande y repartiros las tareas. He agradecido esto, porque he podido dedicarme a lo que a mí me gusta hacer: explorar el mapa, encontrar buenos desafíos de combate, seguir la historia, meterme en cuevas, odiar a arañas y cucarachas y disfrutar de la sensación constante de disfrutar con lo nuevo. Cómo echaba de menos esto.

Eso sí, hay cosas mejorables. Grounded 2 te deja jugar en tercera o primera persona. La primera opción no es eficaz. Es muy difícil combatir bien con la cámara atrás, y también se hace muy complicado hacer parry cuando toca. Del mismo modo que digo que me encanta lo mucho que me recuerda a Fallout, me repele que este sistema de combate tan impreciso, y con el que es tan complicado calcular bien las distancias, no haya cambiado demasiado con el paso de los años. Por lo demás, poco tengo de lo que quejarme. He quedado muy sorprendido con el regreso de Grounded. No es una secuela hecha por hacer, es como jugar una partida de Dungeons & Dragons cambiando dragones por cucarachas gigantes, con una gran capa de Fallout por encima. Como soy un señor mayor, es verdad que hubiera preferido el juego sin construcción de cosas, pero incluso existiendo, me lo he pasado genial con este Grounded 2. Lo que creí que había sido un juego hecho por encargo o capricho se ha convertido en la mejor Obsidian de esta generación.

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La noticia Llevo años buscando sin éxito a Fallout en mil RPG distintos. Lo que jamás imaginé es que lo encontraría en Grounded 2 fue publicada originalmente en 3DJuegos por Adrián Suárez .