Pensábamos que los drones eran el futuro de la guerra en Ucrania. En realidad eran el prólogo de una estrategia más oscura

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A las continuas noticias sobre cómo Rusia y Ucrania están haciendo de los drones uno de sus principales activos armamentísticos, hace unos días China sorprendía al mundo empujando su despliegue militar con vehículos no tripulados que iban desde quadcópteros similares hasta submarinos y lobos robot. Para la población, ya es normal pensar en una guerra del futuro en el que estos sistemas marquen el devenir de una contienda, pero nada más lejos de la realidad. 

Frente a un escenario "idílico" en el que las guerra se libren entre máquinas y no pongan en peligro a soldados y civiles, un experto en potencia aérea del Royal United Services Institute, el servicio de defensa y seguridad londinense que está considerado como el más antiguo del mundo, ha querido salir al paso para desmentir esa percepción. Lamentablemente para todos, la guerra de siempre sigue muy presente.

Los drones son "una estrategia peligrosa"

El experto Justin Bronk apuntaba que, pese a que desde fuera podamos tener esa sensación, en realidad los arsenales de drones masivos que distintos países están poniendo sobre la mesa no son capaces de ganar la guerra para ninguno de los bandos. Invitando a las Naciones Unidas a no centrarse únicamente en esa tecnología, apunta que "apostar fuertemente por UAS masivos para la letalidad es una estrategia peligrosa". 

Apunta que, si a Ucrania le está funcionando la estrategia, pese a que reconoce que está lejos de llevar la delantera a Rusia, es porque el país no cuenta con otro tipo de armas y por eso se han convertido en un elemento esencial en sus ataques. Más allá de eso, en cualquier caso, la apuesta por los drones no es más que un apoyo destinado a suplir otras carencias y que, en esencia, no pueden plantar cara a las balas, cañones y misiles de toda la vida. 

La clave reside en que una guerra low cost, con drones que se mueven entre los 400 y los 2.000 euros dependiendo de sus capacidades, sus modificaciones y su fuerza explosiva, no tiene nada que hacer frente a tanques y misiles que son los que realmente sirven para ganar terreno y mantener posiciones durante semanas. Los drones pueden ayudar a empujar un avance, pero están lejos de ser la llave que abra puertas a posiciones y consigan defenderlas. 

Si los tanques alcanzan precios de hasta 7 millones de euros y los misiles balísticos le van a la zaga es precisamente porque, al final del día, son los que realmente marcan la diferencia en una contienda. Que durante los inicios de la guerra Ucrania perdiese cerca de 10.000 drones por mes es un indicativo de hasta dónde llegan sus posibilidades y su vulnerabilidad. 

Pero entonces, ¿qué marcará el futuro?

El desfile militar de China es el perfecto ejemplo de cómo los drones y robots se llevan toda la atención, pero está lejos de ser lo único que mostró el país para demostrar hasta dónde puede llegar si entra en combate. Vehículos como el FK-3000, capaz de combinar misiles y cañones para detectar y neutralizar drones incluso antes de que lleguen a despegar, son un claro ejemplo de ello, pero no el único. 

La dependencia de satélites y telecomunicaciones está empujando a los países a invertir en sistemas cibernéticos capaces de neutralizar las conexiones cegando no sólo a los propios drones y los soldados que los controlan a distancia cuando no funcionan de forma autónoma, sino también a los sistemas de mandos y, con la intención de crear el caso, también a redes civiles de internet, energía y comunicación convencional. 

El escenario arroja dos realidades que no necesariamente tenemos presentes. Por un lado la delgada línea que separa lo militar de lo civil en caso de ataque, no sólo por esos cortes que pueden provocar el caos entre la población, sino también la necesidad de recurrir a los soldados de toda la vida, a menudo mediante la militarización de la población, para poder librar una guerra. 

Por el otro, que la idea de ver a dos bandos luchando a base de robots que ni sienten ni padecen está más cerca de la fantasía que de una contienda real. Pese a lo llamativo de los drones y su facilidad para copar portadas por lo sorprendente de una tecnología tan avanzada, en realidad son sólo una pieza más de un tablero donde la estrategia de tanques y misiles, el dinero de grandes potencias, y lo invisible en forma de ciberataques, sigue siendo lo primordial. 

Imagen | Hurin92

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La noticia Pensábamos que los drones eran el futuro de la guerra en Ucrania. En realidad eran el prólogo de una estrategia más oscura fue publicada originalmente en 3DJuegos por Rubén Márquez .